Está acusado por la Fiscalía española de un delito de corrupción en los negocios y que pide para él dos años de cárcel y diez millones de euros de multa
A un mes del Mundial de Catar, el astro brasileño Neymar se reencontró
este lunes con su pasado al regresar a Barcelona para asistir a la
primera sesión del juicio por las supuestas irregularidades en el
polémico fichaje que lo llevó al club catalán hace casi una década.
Vestido
con traje negro y gafas de sol, el ahora delantero del París
Saint-Germain, que salió abruptamente del Barça en 2017 con un
millonario pase al club francés, llegó a la Audiencia de Barcelona
acompañado de sus padres, también procesados por este caso, poco antes
de las diez de la mañana locales (08H00 GMT).
El futbolista, que
la noche anterior anotó el gol de la victoria de su equipo ante el
Marsella en la liga francesa, permaneció casi dos horas en la sala,
sentado en la primera fila de un extenso banquillo de acusados,
compartido con sus padres, los expresidentes del FC Barcelona Sandro
Rosell y Josep Maria Bartomeu o los abogados de sus exclubes, Barça y
Santos.
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