Escuelas cerradas, trenes anulados y una caída de la producción eléctrica marcan este martes una nueva jornada de protestas contra la reforma de las pensiones del presidente liberal Emmanuel Macron, que, tras perder la batalla de la opinión, espera lograr el apoyo del Parlamento.
"Hay
mucha ira contra esta reforma", indicó a la AFP un guardia de seguridad
en Marsella (sur), que pidió el anonimato. "Trabajar hasta 64 años o
más es muy duro, sobre todo en nuestros oficios", agregó.
Casi
dos semanas después de sacar a la calle a 1,12 millones de personas,
según las autoridades --el doble, para los sindicatos--, los opositores
esperan muchos más manifestantes en Francia, donde el rechazo a la
actual reforma progresa en la opinión pública.
"Si
la primera ministra [Élisabeth Borne] no entendió el mensaje, hoy se lo
diremos más alto, más fuerte y más numerosos", dijo a los medios BFMTV y
RMC el líder del sindicato CGT, Philippe Martinez.
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