📰 RadioAmericaVe.com / La Voz Del Lector
Desde la tribuna de La Voz del Lector, levantamos la voz ante el cinismo de quienes pretenden igualar a una luchadora democrática con un dictador señalado por crímenes de lesa humanidad.

El caradurismo no tiene partido: tampoco tiene vergüenza
En Venezuela, ya no sorprende que el régimen mienta. Tampoco escandaliza que difamen, persigan y criminalicen a quien piensa distinto. Lo que sí indigna es ver cómo algunos, que se dicen "opositores", se suman con cinismo a la narrativa del poder. El caradurismo ha perdido todo límite.
Comparar a María Corina Machado con Nicolás Maduro no es solo una bajeza. Es una canallada histórica. Intentar igualar a una mujer que ha dedicado su vida a la democracia, la lucha cívica y el rescate del país con un dictador señalado por la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad y narcotráfico, es un acto miserable que no tiene justificación.
¿Quién puede atreverse a semejante atrocidad?
Hay sectores que, por ambición o cobardía, han preferido destruir a quien lidera el verdadero cambio, antes que enfrentarse a un régimen que ha masacrado a su pueblo. Usan su tiempo, sus micrófonos y sus influencias para hacer eco de la maquinaria oficialista. Una maquinaria que ya no convence a nadie.
Y no hablamos solo de voceros del chavismo. También de "alacranes" disfrazados, de supuestos analistas, y hasta de algunos medios que, por conveniencia, repiten el libreto del régimen. Les molesta que María Corina despierte a millones. Les duele no poder controlar esa ola ciudadana. Por eso intentan manchar su nombre, ponerla al mismo nivel que un dictador. Pero fracasan. Siempre fracasan.
María Corina no es perfecta, pero nunca ha sido corrupta
Nadie afirma que sea perfecta. Pero una cosa es clara: María Corina no ha saqueado el país. No ha reprimido protestas. No ha encarcelado jóvenes ni torturado militares. No tiene vínculos con cárteles ni ha desaparecido opositores. Su único delito ha sido decir la verdad, con firmeza y sin miedo.
Mientras tanto, Maduro se aferra al poder mediante el terror, la censura y la manipulación. Preside un país destruido, donde millones han huido, la economía está devastada y los derechos humanos brillan por su ausencia. Un país donde reina la impunidad, y la justicia es una caricatura servil.
Quien iguala al verdugo con la víctima, es cómplice
Pretender igualar a María Corina con Maduro no es inocente. Es una estrategia. Una forma de desmovilizar, de sembrar duda, de hacer creer que “todos son iguales”. Pero no lo son. Y el pueblo lo sabe.
Las urnas del 28 de julio hablaron con claridad. La mayoría votó por el cambio, no por la continuidad del desastre. Ignorar esa verdad solo demuestra que el miedo a perder privilegios pesa más que el deseo de libertad.
La historia juzgará… pero el pueblo ya lo hizo
Venezuela no olvida. El pueblo conoce a sus líderes y también a sus traidores. La historia pondrá a cada quien en su sitio, pero la gente ya lo está haciendo. Y, cuando llegue el momento de reconstruir, será con aquellos que no cedieron ni se vendieron, como María Corina.
Vierne5. / La Voz Del Lector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario