📰 Vierne5. / La Voz del NIN
El NIN propone una transformación profunda del Estado, devolviendo el poder a los ciudadanos y fortaleciendo la democracia desde las bases.
“Cuando el poder regresa a la gente, la democracia deja de ser promesa y se convierte en realidad.”
“Donde hay ciudadanía activa, hay democracia real.”
En Venezuela, el poder ha estado secuestrado durante décadas por una élite política que impuso un modelo centralizado, vertical y excluyente. El ciudadano fue reducido a un votante útil en tiempos electorales y marginado el resto del tiempo. Las decisiones se tomaron desde arriba, con una arrogancia tecnócrata o una demagogia populista que anuló la participación real.
El resultado es una democracia simbólica, sin impacto real en la vida cotidiana. Hoy, barrios enteros no tienen agua, las escuelas públicas están colapsadas y los servicios básicos dependen de conexiones políticas, no de derechos ciudadanos. Venezuela necesita algo más profundo que un cambio de gobierno: necesita un nuevo mapa de poder basado en el empoderamiento ciudadano.
El Nuevo Ideal Nacional (NIN) lo entiende y propone una transformación estructural del Estado que devuelva el poder a su dueño legítimo: el pueblo.
¿Qué significa empoderar al ciudadano?
Empoderar al ciudadano es mucho más que invitarlo a votar. Significa garantizar que tenga voz, voto, información, herramientas y espacios reales para tomar decisiones, supervisar políticas públicas y participar en la vida institucional del país.
Significa ir más allá de la democracia representativa y construir una democracia participativa y vinculante, donde los ciudadanos no solo eligen, sino también deciden, exigen y controlan.
Empoderar es devolver la política a la calle, al barrio, a la comunidad, al aula, al campo y a la familia.
Las propuestas del NIN para lograrlo
El NIN no promete “consultas populares vacías”. Plantea mecanismos concretos para trasladar poder real desde el Estado hacia los ciudadanos organizados.
Descentralización con recursos y responsabilidad
Los municipios deben recuperar el rol protagónico que les arrebataron. No basta con transferir competencias: se deben transferir recursos, facultades, y crear mecanismos de contraloría ciudadana.
Presupuestos participativos anuales
Cada comunidad debe decidir directamente sobre el 10% o más del presupuesto municipal. Priorizar, asignar, supervisar. Todo con deliberación pública y votación directa.
Consejos ciudadanos permanentes
En cada parroquia y municipio, el NIN promoverá la instalación de consejos ciudadanos que participen en la formulación de políticas públicas, desde la salud hasta el transporte.
Plataformas digitales de participación
El NIN propondrá leyes para que todos los organismos públicos cuenten con plataformas digitales donde los ciudadanos puedan enviar propuestas, seguir trámites, auditar proyectos y fiscalizar el uso de los recursos.
Casos concretos: cuando el pueblo decide
En ciudades como Porto Alegre (Brasil), el presupuesto participativo logró reducir la desigualdad y mejorar el acceso a servicios. En Medellín (Colombia), los centros de participación ciudadana permitieron reconstruir tejido social.
Venezuela también tiene experiencias, aunque silenciadas: consejos comunales que se enfrentaron a la corrupción, cooperativas que gestionaron el agua, comités vecinales que auditaron obras. El problema fue que el sistema terminó cooptándolos.
El NIN quiere institucionalizar y blindar esas herramientas para que sean derechos, no favores.
¿Qué gana el país con un pueblo empoderado?
✅ Más transparencia y menos corrupción
✅ Servicios públicos más eficientes y ajustados a las necesidades reales
✅ Mayor gobernabilidad con base ciudadana
✅ Una cultura cívica fortalecida y horizontal
✅ Desactivación del clientelismo como forma de dominación
Venezuela necesita una revolución silenciosa: la del poder ciudadano
No se trata de quemar instituciones, sino de reconstruirlas con participación. No se trata de destruir el Estado, sino de transformarlo en uno que escuche, respete y rinda cuentas.
La Venezuela del NIN será una nación donde el poder no se acumula, sino que se distribuye.
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