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Mientras millones claman por un salario digno, Maduro mantiene el mínimo en 1.5 dólares y apuesta por bonos discrecionales que no suman para la jubilación ni las prestaciones sociales.

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1° de mayo. En cualquier país del mundo, es una fecha para honrar al trabajador. En Venezuela, sin embargo, el Día del Trabajador se convirtió en un ritual amargo. Una vez más, Nicolás Maduro usó una cadena nacional para anunciar lo que llamó un “plan de recuperación progresiva”, que, en realidad, no tocó el salario mínimo, estancado desde hace más de un año en 1.5 dólares mensuales al tipo de cambio oficial.
Lo que sí aumentó fue el bono de guerra económica, que pasó de 90 a 120 dólares mensuales. También se mantuvo el bono alimentario en 40 dólares y se anunció la creación de un “Bono Unificado de Protección a la Familia Trabajadora”, que según Maduro, se activará desde este 1 de mayo. Sin embargo, ninguno de estos pagos cuenta como salario, ni se suman para calcular prestaciones sociales, jubilación o derechos laborales básicos.
La realidad detrás de los bonos
Los bonos han sido el recurso predilecto del chavismo para simular incrementos salariales. Se asignan de forma discrecional, sin discusión colectiva, sin incidencia contractual y sin ninguna garantía jurídica. No están sujetos a derechos adquiridos, no generan pasivos laborales y pueden ser eliminados en cualquier momento. Son pagos asistencialistas que excluyen a millones de trabajadores informales, jubilados y ciudadanos que no están inscritos en el sistema Patria.
Este modelo ha creado una distorsión peligrosa: el salario dejó de ser el eje de la economía. En su lugar, el gobierno administra transferencias directas como mecanismo de control social. El trabajador no cobra por lo que produce, sino por lo que el Estado decide darle.
Una brecha cada vez más profunda
El anuncio de este 1 de mayo fue recibido con frustración. Sectores sindicales, gremios docentes, médicos, trabajadores públicos y pensionados esperaban un ajuste salarial real. La respuesta fue otra jugada de propaganda: bonos maquillados como política de recuperación.
Mientras tanto, el costo de la canasta básica supera los 500 dólares mensuales, según cifras del Cendas. Un maestro gana apenas 20 dólares al mes entre salario y bonos. Un médico con 30 años de servicio no puede aspirar a una jubilación digna. La brecha entre ingresos reales y necesidades básicas es una de las más profundas del continente.
Ni salario ni dignidad
Lo más grave del esquema de Maduro es que socava la dignidad del trabajo. El salario mínimo no solo es insuficiente: es simbólicamente humillante. El artículo 91 de la Constitución establece que el salario debe ser suficiente para satisfacer las necesidades básicas del trabajador y su familia. Hoy, esa norma es letra muerta.

Cada vez que el gobierno evita aumentar el salario y en su lugar ofrece bonos, niega derechos constitucionales. Y lo hace con un discurso engañoso que intenta presentar los bonos como una política progresista. Pero los trabajadores saben la verdad: no hay estabilidad, no hay futuro, no hay reconocimiento.
El espejismo del “poder adquisitivo”
Maduro justificó la medida asegurando que busca “proteger el poder adquisitivo”. Pero ningún bono logra eso si el trabajador no puede ahorrar, no cotiza para la seguridad social y no genera antigüedad real. Además, al no estar indexados por ley ni anclados al dólar, los bonos se devalúan rápidamente frente a la inflación.
En pocas palabras: el poder adquisitivo sigue desplomándose, aunque la propaganda insista en lo contrario.
Una economía sostenida por la informalidad y el rebusque
En la Venezuela de los bonos, el trabajo formal ha sido destruido. Más del 55% de la población activa trabaja en la economía informal, según cifras independientes. Profesionales capacitados se han visto obligados a vender café, hacer envíos por moto o emigrar. El aparato productivo está desmantelado. Las empresas sobreviven como pueden, sin incentivos ni condiciones para crecer.
Los bonos no solucionan esta realidad. La profundizan.
🟡 ¿Y el pueblo? Resiste. Exige. No se resigna.
Desde las calles, los gremios han retomado las protestas. Los jubilados reclaman pensiones que no alcanzan ni para comprar una caja de pastillas. Los docentes se declaran en paro técnico. Y aunque muchos temen represalias, la indignación ya no cabe en silencio.
La exigencia es clara: salario digno, contratos colectivos, seguridad social, respeto a la Constitución.

❓ Preguntas clave sobre el nuevo anuncio de Maduro
🔹 ¿Cuánto es el salario mínimo en Venezuela?
1.5 dólares al mes (130 bolívares). No ha sido ajustado.
🔹 ¿Cuánto aumentaron los bonos?
El bono de guerra subió de 90 a 120 dólares. El bono alimentario sigue en 40 dólares.
🔹 ¿Los bonos cuentan para jubilación o prestaciones?
No. Los bonos no inciden en el cálculo de jubilación, vacaciones ni prestaciones sociales.
“¿Te alcanza el bono para vivir? Lee este análisis y compártelo”.
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