RadioAmericaVe.com: Estas son las noticias del día de hoy sábado 31 de mayo 2025
Chevron baja la bandera en Venezuela: el fin de una era energética marcada por licencias vencidas y un país en aislamiento petrolero.
El colapso silencioso de la inversión internacional
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Venezuela pierde otra pieza estratégica en su ya debilitado ajedrez energético. El vencimiento de licencias y permisos especiales forzó a varias petroleras extranjeras —entre ellas Chevron (EE.UU.), Repsol (España) y Maurel & Prom (Francia)— a cesar sus operaciones en al menos siete campos petroleros clave del país. El impacto, aunque cuidadosamente silenciado por el régimen, representa un nuevo revés para la economía venezolana, ya de por sí asfixiada por la dependencia petrolera, las sanciones y la mala gestión.
¿Qué significa la salida de estas petroleras?
Las licencias especiales, otorgadas originalmente como salvavidas en medio de las sanciones internacionales, permitieron una mínima reactivación de los campos. Pero su vencimiento marca una nueva etapa de aislamiento energético para el país sudamericano. Las empresas que se retiran no son actores menores: Chevron fue una de las últimas compañías estadounidenses con presencia física en Venezuela. Repsol mantenía operaciones estratégicas compartidas con PDVSA, y Maurel & Prom gestionaba activos relevantes en el occidente del país.
Esta salida no solo implica una pérdida directa de ingresos para el Estado. También colapsan los esfuerzos de modernización y mantenimiento de infraestructura, que dependían en gran medida de los recursos técnicos y financieros de estas empresas extranjeras.
Chevron, Repsol y Maurel & Prom: más que simples socios
Las operaciones conjuntas entre PDVSA y estas compañías no eran alianzas simbólicas. En muchos casos, los campos con presencia extranjera eran los únicos que mantenían niveles mínimos de producción sostenible. Chevron operaba en campos como Petroindependencia y Petroboscán; Repsol participaba en Petroquiriquire; mientras que Maurel & Prom tenía participación en campos menores pero estratégicos en el estado Zulia.
Con la retirada de estos actores, Venezuela pierde know-how técnico, redes de comercialización global y canales financieros alternativos que ayudaban a sortear las restricciones impuestas por las sanciones de EE.UU. y la Unión Europea.
En contexto: Esta salida se produce semanas después de que EE.UU. anunciara la no renovación de licencias tras las fallidas promesas del régimen de Maduro sobre elecciones democráticas. Puedes leer el editorial completo aquí.
Una industria petrolera en caída libre
Venezuela, que llegó a producir más de 3 millones de barriles diarios, apenas roza los 800 mil barriles hoy, según estimaciones independientes. Sin las petroleras extranjeras, incluso esa cifra podría caer en picada en los próximos meses.
La estatal PDVSA, arrastrada por años de corrupción, falta de mantenimiento y sanciones, no tiene capacidad operativa real para sostener por sí sola la producción nacional. Los trabajadores denuncian abandono, inseguridad laboral y falta de insumos básicos, mientras las refinerías operan a menos del 20% de su capacidad instalada.
¿Qué opciones quedan para Venezuela?
Hacia un nuevo aislamiento energético
La retirada de estas empresas deja a Venezuela en una situación de aislamiento internacional más profunda. Algunos analistas sugieren que el régimen buscará llenar el vacío con alianzas opacas con actores como Irán, China o Rusia, países que han mostrado disposición a cooperar con regímenes sancionados. Pero la eficiencia y transparencia de estas nuevas alianzas están seriamente cuestionadas.
Otros ven este nuevo escenario como una oportunidad para una renegociación integral del modelo petrolero venezolano, siempre y cuando se generen condiciones políticas mínimas que permitan la reinserción del país en los mercados globales. Sin embargo, esa posibilidad hoy parece más lejana que nunca.
Las consecuencias para el ciudadano común
El colapso del modelo petrolero tiene consecuencias tangibles: menos ingresos para importar alimentos, medicinas y bienes esenciales, aumento del desempleo en regiones petroleras, y una mayor presión inflacionaria. El venezolano común, que ya sufre una economía dolarizada sin respaldo, enfrenta ahora un panorama más sombrío.
La salida de Chevron, Repsol y Maurel & Prom no es solo un dato técnico. Es un síntoma claro de que el país sigue perdiendo relevancia energética mundial, quedando al margen de los grandes flujos de inversión y comercio internacional.
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