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"Desfilan con disciplina, pero viven con hambre: la paradoja de los militares venezolanos atrapados entre la miseria y la obediencia ciega."
Los bajos sueldos en la FANB alimentan una matraca institucionalizada. Militares sobreviven mientras el sistema se corrompe.Sueldos miserables en una institución armada quebrada
Los llamados "guardianes de la patria" sobreviven con sueldos que no alcanzan ni para cubrir la canasta básica. Según información obtenida por Vierne5, un coronel de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) gana aproximadamente $317 mensuales, un teniente $296, y un sargento apenas $261. Esta realidad salarial convierte a los militares venezolanos en víctimas y verdugos de un sistema podrido desde sus cimientos.
Matraca como mecanismo de supervivencia
La matraca no es una excepción, sino una rutina. La corrupción se ha institucionalizado dentro de los cuerpos de seguridad del Estado. Policías, guardias nacionales, militares: todos operan bajo un esquema de "soborno cotidiano" para complementar sus ingresos. La "coima" se ha vuelto la regla, y el uniforme, una licencia para extorsionar al ciudadano de a pie.
Ya lo habíamos advertido en este análisis anterior: el Estado ha convertido a sus agentes en operadores de chantaje, vigilancia y represión.
Una estructura podrida hasta la cúpula
El problema no está solo en los soldados de base. Mientras los altos jerarcas militares amasan fortunas en cargos diplomáticos, empresas estatales o negocios petroleros oscuros, los rangos medios y bajos tienen que inventar para sobrevivir. Esta desigualdad interna fractura la cohesión institucional, profundiza el resentimiento y refuerza el espíritu de cuerpo mafioso.
En este artículo sobre el control militar, explicamos cómo el poder se ha militarizado no para defender la soberanía, sino para blindar al régimen contra su propio pueblo.
La FANB como aparato de represión y negocio
Más que una institución de defensa, la FANB se ha convertido en un conglomerado de negocios opacos. Desde contrabando de gasolina hasta manejo de alimentos CLAP, pasando por mineras y puertos, los militares han sido insertados en cada engranaje económico del país. El resultado: un sistema contaminado por la corrupción y sin control civil.
Ya lo señaló Vierne5 en este reportaje sobre el modelo criminal venezolano: el poder militar no es auxiliar al Estado, sino que es el Estado mismo.
Ciudadanos desprotegidos ante un uniforme armado
Los venezolanos no solo desconfían de las fuerzas armadas; les temen. Ser detenido por un policía o militar no garantiza protección, sino extorsión. La matraca se ha normalizado hasta el punto de que salir sin efectivo es casi una estrategia de supervivencia.
Esta situación no cambiará mientras la institución no sea depurada, despolitizada y sujeta a un control civil auténtico. Sin eso, la FANB seguirá siendo una amenaza para los ciudadanos, no una garantía de seguridad.
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Vierne5. / Opinión.
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