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Cuando las marionetas del sistema se quitan la careta
"El no salir a votar este 25M es un grito silencioso, pero contundente: Venezuela no se rinde ante la traición disfrazada de oposición."
La traición duele. Pero también libera. Lo que ocurrirá en las “elecciones” de hoy 25 de mayo no serán una sorpresa, será la confirmación de lo que desde hace tiempo era evidente: la traición opositora en Venezuela se institucionalizó.
Mientras el pueblo sigue sumido en la desesperanza, figuras como Enrique Capriles, Manuel Rosales, Stalin González y Requesens decidieron seguir jugando el juego del régimen. Lejos de representar la voz ciudadana, hoy simbolizan una oposición domesticada, funcional a los intereses de Miraflores.
Un teatro electoral sin pueblo
Los centros de votación están vacíos. No porque el pueblo no se preocupe, sino porque ya nadie cree en farsas orquestadas desde el poder. No hay participación real, solo la asistencia de quienes están bajo el chantaje del CLAP, los bonos o el temor a perder su empleo.
Estas elecciones fueron diseñadas para imponer una narrativa de "normalidad democrática" y, sobre todo, para neutralizar a María Corina Machado y al contundente 70/30 del 28J, como analizamos en este editorial sobre el fraude.
La traición opositora en Venezuela: cómplices visibles del desastre
Que Capriles y Rosales sigan participando activamente en estas votaciones no es ingenuidad, es estrategia. Es la culminación de un pacto de supervivencia, donde la oposición que debería denunciar el colapso institucional se convierte en su aliada tácita.
Y mientras ellos negocian sus cuotas de poder, el pueblo sigue pagando con hambre, exilio y represión. Como lo abordamos en nuestro artículo sobre el control social del chavismo, cada elección manipulada es una estaca más en el corazón de la democracia.
No es abstención, es dignidad
No votar hoy 25M no es indiferencia. Es acto de conciencia. es decirle al sistema que ya no nos prestamos para su show. ¿Cuántas veces más pretendían que cayéramos en la trampa?
Los verdaderos opositores están presos, en el exilio o silenciados. Y el resto, los que se pliegan, han perdido la autoridad moral para hablarle al pueblo.
¿Y ahora qué? El pueblo debe organizarse
La traición opositora en Venezuela nos deja una enseñanza: no podemos esperar que los cambios vengan desde estructuras podridas. Se necesita una organización alternativa, clandestina, eficaz y dirigida desde el exilio, que canalice la acción con estrategia y valentía.
El 23 de enero no puede ser un recuerdo nostálgico. Debe convertirse en inspiración para la acción civil y ciudadana. Denunciar ya no es suficiente. Necesitamos liderazgos reales y caminos concretos. Como denunciamos en nuestro análisis sobre el terror de Estado, el tiempo de los mártires ya pasó. El sacrificio debe tener dirección y propósito.
El momento de actuar es ahora
No mañana. No en una próxima elección amañada. Ahora. El pueblo venezolano está despierto, cansado, pero no vencido. Y tiene claro que no habrá justicia ni reencuentro familiar mientras siga gobernando un cartel disfrazado de gobierno.
No podemos seguir esperando que otros hagan lo que nos toca. No más diagnósticos, no más excusas. ¡Es tiempo de actuar!
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