RadioAmericaVe.com. / Editorial | Lunes 9 de junio de 2025
"Cuando el poder oprime, la dignidad resiste. Venezuela no se entrega, se levanta."

La esperanza en Venezuela no ha muerto. Este editorial analiza cómo reorganizarla desde la verdad, la acción local y la resistencia ética.
Venezuela no necesita otro salvador. Necesita líderes. Y no cualquier tipo de líderes, sino uno adaptado a la complejidad del país que tenemos hoy. Líderes capaces de escuchar, de servir, de resistir, de actuar con ética y con visión de largo plazo. No hablamos de caudillos, ni de iluminados, ni de operadores electorales que negocian su propia supervivencia. Hablamos de una generación política que aún no ha nacido del todo, pero que ya se está gestando en las grietas del sistema.
El colapso político, institucional, económico y moral de Venezuela ha dejado un vacío de poder real, no solo en el Estado, sino también en la sociedad. Las estructuras tradicionales están desgastadas, las caras de siempre repiten discursos huecos, y los partidos se han convertido en agencias de intereses personales. En ese panorama, la pregunta ya no es si necesitamos un nuevo liderazgo, sino qué tipo de liderazgo necesitamos.
Un liderazgo colectivo y descentralizado
La crisis actual ha demostrado que los liderazgos verticales, personalistas y centralizados no funcionan. Venezuela necesita un liderazgo colectivo, descentralizado y territorial. Uno que no se concentre en Caracas o en las cúpulas partidistas, sino que surja desde las regiones, desde las comunidades, desde los sectores sociales que han resistido al régimen sin dejarse cooptar.
Este liderazgo debe nutrirse de las luchas ciudadanas: gremios, sindicatos, estudiantes, empresarios honestos, docentes, trabajadores públicos, comunidades indígenas, migrantes, activistas y organizaciones sociales. Todos ellos deben ser parte de la construcción de una nueva narrativa y de un nuevo pacto nacional.
Ética, coherencia y visión
El nuevo liderazgo debe romper con la lógica de la política transaccional. No puede seguir negociando en los sótanos del poder ni esperando cuotas en un eventual reparto. Debe tener coherencia entre lo que dice y lo que hace, entre lo que promete y lo que defiende.
Pero además, debe tener visión. No basta con denunciar al régimen ni con pedir elecciones. Se necesita un proyecto de país que recupere la educación, la economía, la salud, las libertades, el ambiente y el sentido de nación. Un liderazgo que entienda que reconstruir Venezuela tomará años y requerirá sacrificios y consensos, no solo promesas vacías.
¿Dónde están esos líderes?
Están en formación. Muchos aún no tienen visibilidad, pero están en las universidades, en los barrios, en el exilio, en los gremios, en los emprendimientos. Algunos están esperando su oportunidad. Otros ya están activos, pero sin apoyo. La tarea ahora es visibilizarlos, protegerlos y conectarlos.
Los medios libres, las plataformas digitales, las organizaciones internacionales, las fundaciones, las iglesias, las academias y la diáspora tienen un papel fundamental: tejer redes de formación, protección y proyección de esos nuevos liderazgos.
Una transición sin liderazgo será otra catástrofe
Si no logramos consolidar un nuevo liderazgo legítimo, ético y con visión de país, cualquier eventual transición será un campo minado. Ya lo vivimos en el pasado: transiciones improvisadas, lideradas por oportunistas, terminan perpetuando la corrupción y la impunidad.
Por eso, el tiempo de sembrar es ahora. No podemos esperar que el régimen caiga para preguntarnos quién tomará las riendas. Hay que construir el liderazgo mientras se lucha, mientras se resiste, mientras se informa, mientras se organiza. La historia no perdona los vacíos.
¿Y ahora qué?
Ahora toca invertir en formación, articular redes, crear espacios de liderazgo alternativo, proteger a los nuevos liderazgos frente a la represión, y dejar de alimentar a los fantasmas del pasado. El nuevo liderazgo no puede nacer de la nostalgia ni del marketing, sino del compromiso, la preparación y la acción concreta.
La Venezuela del futuro no será producto de un nombre propio, sino del esfuerzo de miles de líderes anónimos que, juntos, construirán un país sin caudillos, sin miedo y sin atajos. Es hora de dejar atrás el mesianismo y apostar por la madurez política. Porque solo así habrá futuro.
✅ RadioAmericaVe.com / Editorial.
Victor Julio Escalona
Editor.
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