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Bombardeo al Hospital Nasser en Gaza
Bombardeo al Hospital Nasser en Gaza: 22 muertos, cinco periodistas entre las víctimas, y evidencia visual que desarma la versión israelí.
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Por Redacción Internacional – Vierne5.com | Madrid, viernes 26 de septiembre de 2025 | 13:45 h
Gaza vuelve a sangrar. El bombardeo al Hospital Nasser en Gaza, ocurrido el 25 de septiembre, dejó 22 muertos y decenas de heridos. Entre las víctimas hay cinco periodistas que cubrían la ofensiva desde una sala de prensa dentro del complejo médico. Aunque Israel aseguró que atacaba un supuesto “centro de mando de Hamás”, nuevas evidencias visuales publicadas por Reuters desarman esa versión y señalan que el objetivo real fue una cámara de transmisión utilizada para coberturas internacionales.
La revelación coloca al mundo frente a un dilema: ¿cómo justificar el bombardeo a un hospital protegido por la Convención de Ginebra y la muerte de periodistas que ejercían su labor? La respuesta no solo compromete al gobierno de Benjamin Netanyahu, también plantea un debate mayor sobre la manipulación de narrativas en los conflictos modernos. “A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana”, recuerda Víctor Escalona. En Gaza, pensar en sobrevivir cada mañana ya es, de por sí, un acto de resistencia.
La primera versión oficial
Horas después del ataque, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) emitieron un comunicado asegurando que habían destruido un “centro operativo de Hamás” ubicado dentro del Hospital Nasser, en Khan Younis. El texto oficial justificaba la operación como parte de su estrategia de seguridad y descartaba, sin pruebas verificables, que se tratara de un espacio civil. Con ese argumento se buscó cerrar el debate público y legitimar el uso de la fuerza letal en un recinto sanitario.
Sin embargo, la realidad comenzó a filtrarse desde los pasillos del hospital. Médicos, pacientes y sobrevivientes difundieron imágenes que mostraban equipos de televisión calcinados, micrófonos con logotipos de cadenas internacionales y cuerpos de corresponsales árabes y europeos que llevaban meses cubriendo la ofensiva. La contradicción entre la narrativa oficial y la evidencia en el terreno abrió una grieta de desconfianza que creció con cada nuevo testimonio.
La investigación de Reuters
El giro llegó con un análisis visual y satelital publicado por Reuters. Las imágenes demostraron que el punto de impacto coincidía con la ubicación exacta de una cámara de transmisión fija, instalada desde semanas atrás y utilizada de manera visible para coberturas internacionales. No se hallaron indicios de túneles ni búnkeres; había periodistas trabajando.
Reuters documentó además un segundo impacto minutos después del primero. Esta práctica, conocida como double tap, consiste en golpear el mismo objetivo cuando equipos de rescate o comunicadores llegan al lugar. Diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado que esta táctica vulnera el derecho internacional humanitario al aumentar deliberadamente el daño a personal civil y sanitario.
Tras la publicación del reportaje, autoridades israelíes admitieron que “el objetivo se basó en inteligencia defectuosa” y que se omitieron “protocolos legales de revisión”. Pese a ello, no han presentado pruebas adicionales que sostengan su versión original.
Voces desde el hospital
Los testimonios de quienes sobrevivieron no dejan espacio para la ambigüedad. Ahmed Al-Sawaf, técnico de radiología, lo resume así: “Cuando vimos la primera explosión corrimos a ayudar, pero segundos después cayó otro misil. Allí murieron mis compañeros”. Sus palabras condensan el caos vivido en cuestión de minutos.
Entre los fallecidos estaba Layla Hamdan, periodista palestina de 29 años que colaboraba con una cadena europea. Su última transmisión, minutos antes del bombardeo, mostraba a madres con niños en brazos refugiándose en pasillos subterráneos. “El mundo debe entender que no somos cifras, somos vidas arrebatadas”, dijo su hermano mayor. Para la comunidad periodística local, su muerte simboliza el precio extremo de contar la verdad.
Contexto legal: hospitales y periodismo bajo fuego
Los hospitales gozan de protección reforzada bajo el Derecho Internacional Humanitario (DIH). Atacarlos constituye un crimen de guerra salvo que exista, y se demuestre, un uso militar que los convierta en objetivo. Incluso en ese escenario, deben respetarse los principios de distinción, proporcionalidad y precaución. El asesinato de periodistas, por su parte, vulnera tratados y estándares internacionales que amparan la libertad de prensa como pilar democrático.
- Distinción: separar objetivos militares de civiles, incluidos centros médicos y prensa.
- Proporcionalidad: evitar daños excesivos a la población civil frente a la ventaja militar prevista.
- Precaución: adoptar todas las medidas posibles para minimizar víctimas civiles.
Relevancia internacional
Este ataque reaviva tres debates clave para la comunidad global:
- Libertad de prensa: cinco periodistas asesinados dentro de un hospital expone la fragilidad del periodismo en guerras asimétricas.
- Protección de civiles: la Convención de Ginebra protege instalaciones médicas; atacar sin prueba irrefutable de uso militar erosiona el orden jurídico internacional.
- Manipulación de narrativas: la evidencia periodística independiente desmintió con rapidez la versión oficial, debilitando la credibilidad de los partes de guerra.
Impacto en América Latina y comunidades en la diáspora
A miles de kilómetros, la noticia resuena en América Latina por razones concretas. Los periodistas de la región conocen el costo de investigar a poderosos, y la muerte de cinco colegas en Gaza se percibe como una herida compartida. Las diásporas árabes en Chile, Brasil, Argentina y Venezuela siguen de cerca la tragedia, mientras organizaciones civiles recuerdan que la defensa de la prensa y de los hospitales es un punto de no retorno para cualquier democracia.
Para la audiencia venezolana —núcleo clave de Vierne5—, el episodio también conecta con una preocupación cotidiana: la necesidad de distinguir la verdad en medio de narrativas oficiales cambiantes. Como dice Víctor Escalona, “A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana”. Pensar críticamente hoy salva vidas mañana.
Qué exige la evidencia ahora
- Investigación internacional independiente: con acceso a restos balísticos, registros de vuelo y testimonios directos.
- Transparencia documental: publicación de la “inteligencia” que llevó a seleccionar el objetivo.
- Garantías de no repetición: protocolos verificables que impidan volver a atacar infraestructura médica y prensa.
- Reparación a víctimas: reconocimiento público, indemnizaciones y apoyo psicosocial a familias y sobrevivientes.
Consecuencias posibles
El bombardeo al Hospital Nasser puede escalar en varios frentes si la comunidad internacional actúa con firmeza:
- Vía ONU/CPI: mayor presión para procesos por crímenes de guerra, con medidas cautelares y misiones de verificación.
- Presión diplomática: exigencias formales de gobiernos europeos y latinoamericanos, especialmente por la muerte de periodistas.
- Desconfianza entre aliados: cada ataque mal justificado fractura apoyos políticos y debilita coaliciones.
- Precedente de impunidad o de justicia: la respuesta que se adopte marcará la conducta futura de actores en conflicto.
Una herida abierta
Para los familiares de las 22 víctimas —médicos, pacientes y reporteros— las disculpas son insuficientes. “La verdad debe salir, y alguien tiene que pagar por estas muertes”, declaró un doctor sobreviviente. El caso del Hospital Nasser recuerda que en Gaza la verdad se disputa tanto como el territorio: cada bomba intenta también imponer un relato. Y cuando el objetivo es una sala de prensa, el mensaje es inequívoco: silenciar al testigo.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Cuántas personas murieron en el bombardeo al Hospital Nasser?
Murieron 22 personas, incluidos cinco periodistas, además de decenas de heridos entre pacientes y trabajadores del hospital.
¿Qué reveló la investigación visual publicada por Reuters?
Que el impacto coincidió con una cámara de transmisión fija utilizada para coberturas internacionales y que se aplicó un segundo ataque (double tap) minutos después.
¿Cuál fue la respuesta oficial de Israel tras el reportaje?
Reconoció que el “objetivo se basó en inteligencia defectuosa” y que faltaron protocolos de revisión, sin aportar pruebas que sostengan su versión original.
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Conclusión
El bombardeo al Hospital Nasser en Gaza trasciende la crónica del día: expone los límites morales de la guerra moderna y la fragilidad de la verdad cuando el poder intenta imponer su relato. La muerte de 22 personas —cinco de ellas periodistas— no puede resolverse en un comunicado. Se requiere investigación independiente, transparencia documental y garantías de no repetición. Porque cuando se bombardean hospitales y se acalla a la prensa, no solo mueren inocentes: también se hiere el derecho universal a saber.
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