RadioAmericaVe.com / La Voz Del NIN
Fin del rentismo en Venezuela: el inicio de una economía productiva.
Viene el fin del rentismo en Venezuela: descubre por qué la renta petrolera ya no salva y cómo el país puede renacer con una economía productiva.

Fin del rentismo en Venezuela ya no es una consigna lejana, sino una urgencia histórica. Tras décadas de depender del petróleo como fuente casi exclusiva de ingresos, el país enfrenta un dilema existencial: reinventarse hacia una economía productiva o hundirse definitivamente en la trampa de la renta fácil. Lo que está en juego no es solo el futuro económico, sino la dignidad de millones de venezolanos dentro y fuera del país.
En palabras de Víctor Escalona:
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.”
Esa reflexión cobra hoy más fuerza que nunca. Venezuela necesita un cambio de mentalidad colectiva: dejar atrás el espejismo del petróleo y asumir que el verdadero desarrollo solo puede nacer del trabajo productivo, la innovación y la inversión sostenida.
Este artículo analiza el final del modelo rentista y plantea cómo Venezuela puede dar el salto hacia un sistema económico diversificado y moderno. Desde la agricultura hasta la tecnología, desde la diáspora hasta el talento local, las claves para un nuevo modelo ya están sobre la mesa. Lo que falta es voluntad, liderazgo y un plan coherente.
El rentismo: una herencia que se convirtió en condena
Durante gran parte del siglo XX, Venezuela fue sinónimo de petróleo. La riqueza proveniente de la renta petrolera transformó ciudades, financió proyectos y creó la ilusión de que el dinero siempre fluiría con abundancia. Sin embargo, esa dependencia se convirtió en una trampa. El Estado se acostumbró a distribuir riqueza sin exigir productividad, mientras la sociedad asumió que la prosperidad era un derecho adquirido y no el fruto del esfuerzo colectivo.
El rentismo moldeó una cultura económica basada en la espera pasiva de beneficios y subsidios. Sectores estratégicos como la agricultura, la industria y la tecnología quedaron relegados. El país que alguna vez fue exportador de alimentos terminó importando incluso productos básicos. Esta fragilidad se hizo evidente cada vez que el precio del petróleo caía en los mercados internacionales.
Las consecuencias de vivir del petróleo
- Desindustrialización: la renta fácil redujo el incentivo para desarrollar industrias competitivas.
- Dependencia de importaciones: alimentos, medicinas y tecnología provenían del exterior.
- Corrupción y clientelismo: la abundancia de divisas alimentó redes de poder poco transparentes.
- Desigualdad estructural: los beneficios de la renta no llegaron de manera equitativa a toda la población.
- Vulnerabilidad económica: cada crisis del petróleo arrastraba al país a una recesión profunda.
En el siglo XXI, el colapso del modelo rentista quedó al desnudo. Ni el petróleo pudo sostener la economía ni el Estado logró administrar con eficiencia la riqueza. Hoy, Venezuela atraviesa una de las crisis más duras de su historia y el consenso social es claro: no se puede seguir apostando al oro negro como único motor de desarrollo.
¿Cómo se supera el rentismo?
La transición hacia una economía productiva no es sencilla, pero es posible. Requiere cambios profundos en tres niveles:
1. Cambio cultural
Se necesita un nuevo pacto social donde el trabajo, la innovación y la productividad se valoren más que el subsidio fácil. La educación debe formar ciudadanos emprendedores, capaces de crear valor y competir en mercados internacionales.
2. Cambio institucional
Un Estado transparente, con reglas claras y justicia independiente, es indispensable para atraer inversión. Sin seguridad jurídica y confianza, ninguna economía productiva puede florecer.
3. Cambio económico
La diversificación debe ser prioridad: agricultura moderna, industrias tecnológicas, turismo sostenible, energías renovables y servicios basados en conocimiento. El potencial es inmenso, pero requiere inversión y planificación estratégica.
Sectores clave para una Venezuela productiva
Agricultura y agroindustria
Venezuela cuenta con tierras fértiles y recursos hídricos suficientes para convertirse nuevamente en un exportador agrícola. La agroindustria puede generar empleo masivo y divisas estables si se combina con tecnología de punta.
Tecnología e innovación
El talento venezolano, dentro y fuera del país, es reconocido internacionalmente. Crear un ecosistema de startups, impulsar la investigación y conectar con la diáspora tecnológica son pasos claves.
Turismo y cultura
Con playas, montañas, selvas y ciudades con historia, Venezuela podría ser un destino turístico global. Pero para lograrlo, necesita infraestructura, seguridad y una narrativa positiva que recupere la confianza internacional.
Energías limpias
El futuro energético no está en depender solo del petróleo, sino en apostar por renovables como solar, eólica e hidráulica. Venezuela tiene un potencial natural extraordinario en este campo.
El rol de la diáspora
Más de 7 millones de venezolanos viven fuera del país. Este éxodo, aunque doloroso, puede convertirse en un activo. La diáspora es una red global de conocimiento, talento y recursos. Incorporar su experiencia y abrir canales de inversión y cooperación es vital para acelerar el cambio productivo.
Ejemplos inspiradores en América Latina
Otros países de la región muestran que superar el rentismo es posible:
- Chile: pasó de depender del cobre a diversificar con vinos, frutas y tecnología.
- Uruguay: apostó por energías renovables y hoy más del 90% de su energía es limpia.
- Colombia: diversificó con exportaciones agrícolas y servicios digitales.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Por qué fracasó el modelo rentista en Venezuela?
Porque generó dependencia del petróleo, desincentivó la productividad y fomentó corrupción y desigualdad.
¿Qué sectores pueden liderar la economía productiva?
Agricultura, tecnología, turismo, energías renovables y servicios de conocimiento tienen el mayor potencial.
¿Qué papel tiene la diáspora en la reconstrucción económica?
Puede aportar inversión, transferencia de conocimiento y redes internacionales para acelerar la diversificación.
También te puede interesar
- Editorial | El petróleo ya no salva: el fin de la renta fácil
- ¿Qué quedó de la esperanza electoral tras el fraude de 2024?
- ¿Qué puede hacer el venezolano común?
Conclusión: un país que se atreva a producir
El fin del rentismo en Venezuela no debe verse como una tragedia, sino como una oportunidad histórica. El país puede reinventarse, abrirse al mundo y recuperar la confianza perdida. La clave está en reconocer que el verdadero desarrollo no llega en forma de renta, sino de esfuerzo colectivo y visión de futuro.
En palabras de Víctor Escalona:
“La dignidad de un pueblo no se mide por lo que recibe, sino por lo que es capaz de crear.”
Es momento de abandonar la espera pasiva y construir un modelo económico que premie el talento, el trabajo y la innovación. Venezuela no necesita más rentismo: necesita producir, crear y soñar en grande.
¿Qué opinas? Escríbenos a [email protected]. Tu voz también cuenta.
RadioAmericaVe.com / La Voz Del NIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario