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Generales chavistas plan B: cómo preparan su escape
Generales chavistas plan B: búnkeres, negocios en el exterior e hipocresía militar. La doble cara de quienes dicen defender la patria.

Los generales chavistas y su plan B son un secreto a voces en Venezuela. Mientras gritan consignas antiimperialistas y juran defender la patria hasta el último hombre, en paralelo diseñan estrategias de escape personal. Construcción de búnkeres, apertura de empresas familiares en Florida, hijos estudiando en el exterior y hasta nuevas nacionalidades en países europeos forman parte de un libreto que desmiente la supuesta fidelidad a la “revolución”.
La contradicción es tan grotesca que a Padrino López solo le faltó decir que vio al submarino Newport News sobrevolando Los Caracas. Una caricatura que, sin embargo, revela la lógica de quienes, más que pensar en el país, piensan en cómo salvarse ellos mismos. Y no se trata solo de Maduro: en la cúpula militar abundan ejemplos de jerarcas que gastan fortunas para garantizar un futuro fuera de la tierra que dicen amar.
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Escalona
El bunker: metáfora y realidad
El supuesto búnker donde Maduro se escondería en caso de emergencia no es solo un rumor. Representa la metáfora de un poder que se defiende a sí mismo y no a la nación. Si existiera, confirmaría lo evidente: el interés del régimen es proteger la supervivencia de la cúpula, aunque eso implique sacrificar al resto del país. No se trata de patriotismo, sino de miedo al derrumbe de un modelo que ya no convence ni a los suyos.
La historia reciente de otros regímenes muestra que la construcción de refugios subterráneos o la búsqueda de “planes de evacuación” siempre preceden a las crisis más profundas. El discurso altisonante de resistencia revolucionaria contrasta con la realidad de funcionarios que ya planifican dónde vivirán si todo se viene abajo.
Los planes de escape de la cúpula
No es difícil trazar el mapa del plan B de los militares chavistas. Cada movimiento deja pistas: hijos inscritos en universidades extranjeras, propiedades adquiridas en Florida, pasaportes europeos tramitados en secreto, y cuentas bancarias en paraísos fiscales. Todo eso mientras exigen al pueblo “resistir el bloqueo” y vivir con salarios de hambre.
Señales del doble discurso
- Generales con hijos en universidades privadas de Madrid y Lisboa.
- Empresas de esposas registradas en Miami para manejar importaciones y exportaciones.
- Solicitudes de nacionalidad en países europeos como Italia, Portugal y España.
- Inversiones inmobiliarias en Panamá y República Dominicana.
La hipocresía es evidente: mientras llaman “traidores a la patria” a quienes emigran, sus propias familias hacen cola en consulados europeos para asegurarse un futuro lejos del desastre.
El precio de la doble moral
El costo de esta contradicción no es solo moral, sino económico y social. Cada dólar fugado para pagar estudios en el exterior o comprar apartamentos en la costa del sol es un dólar menos para hospitales, escuelas y servicios básicos en Venezuela. La fuga de capitales de la cúpula no es distinta a la de empresarios corruptos: es, en esencia, el desangre de un país ya devastado.
La diferencia está en la narrativa. Mientras un empresario privado no pretende ser héroe revolucionario, los generales chavistas sí se disfrazan de salvadores de la patria. La máscara cae cuando los hechos revelan que su lealtad real está en la cuenta bancaria, no en la bandera.
La narrativa revolucionaria como disfraz
El discurso oficial pretende transformar el miedo en épica: hablan de “imperialismo” mientras hacen negocios con los mismos países a los que dicen odiar. Se presentan como guardianes de la patria, pero abren empresas en Florida y compran ciudadanía en Europa. Cada consigna antiimperialista esconde un boleto de avión comprado en primera clase.
Ese doble discurso es la base del resentimiento popular. La gente observa, compara y comprende: mientras al ciudadano común se le exige aguantar sin medicinas, los jerarcas importan tratamientos privados desde Houston o Madrid. La brecha entre lo que dicen y lo que hacen es el verdadero motor del desencanto nacional.
¿Plan A o plan B?
El plan A del régimen siempre fue mantenerse en el poder a cualquier costo. Para lograrlo, no han dudado en reprimir, censurar y desmantelar instituciones. Pero el plan B —cada vez más evidente— es salvarse individualmente si el poder se derrumba. Ese cálculo egoísta explica por qué muchos generales hablan con vehemencia en público y, en privado, mueven sus fichas en el exterior.
El pueblo lo sabe. Y en esa certeza se esconde una de las mayores debilidades de la dictadura: ya nadie cree en la supuesta “resistencia” de quienes tienen la maleta lista para salir corriendo.
Impacto en la sociedad venezolana
Para el venezolano común, el tema del plan B de los generales chavistas no es un chisme político, es la confirmación de que quienes mandan no comparten el destino del pueblo. Mientras millones emigran forzados por la miseria, los jerarcas emigran por comodidad y conveniencia. La emigración del ciudadano común es tragedia; la de los jerarcas es estrategia.
Consecuencias directas
- Pérdida de confianza en las instituciones y en las Fuerzas Armadas.
- Aumento del resentimiento social hacia la élite gobernante.
- Mayor sensación de indefensión ciudadana frente a la represión.
- Exacerbación de la fuga de talentos y migración masiva.
Preguntas frecuentes
¿Qué es el plan B de los generales chavistas?
Es el conjunto de medidas personales —búnkeres, nacionalidades extranjeras, empresas en Florida y estudios de hijos en el exterior— que preparan para garantizar su escape en caso de colapso del régimen.
¿Por qué es relevante hablar de esto?
Porque evidencia la hipocresía de quienes se presentan como defensores de la patria, pero en realidad invierten en salvarse a sí mismos mientras condenan a millones a la miseria.
¿Qué impacto tiene en la población?
Destruye la confianza social y profundiza la fractura entre pueblo y élite militar, reforzando el desencanto con el discurso revolucionario.
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Un cierre inevitable
Los generales chavistas y su plan B simbolizan la decadencia de un régimen que perdió el rumbo. Hablan de patria, pero piensan en pasaportes europeos. Gritan independencia, pero abren empresas en Florida. Juran sacrificio, pero preparan el escape. La contradicción no puede sostenerse indefinidamente.
La historia dirá si logran salvarse, pero lo que ya está escrito es que traicionaron la confianza de un país. La gente no olvida. Y cuando llegue el momento de la rendición de cuentas, el plan B no alcanzará para borrar años de cinismo e hipocresía.
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