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Soberbia de Maduro y justicia en Venezuela: la bajadita
Soberbia de Maduro y justicia en Venezuela: por qué la bajadita llega. Costos humanos, memoria y organización ciudadana más allá de la propaganda.

Caradurismo del régimen, narcodictadura y rendición de cuentas, memoria y justicia en Venezuela, espera en la bajadita, fin de la impunidad en Venezuela.
“En la bajadita” no es venganza; es memoria con rumbo
Soberbia de Maduro y justicia en Venezuela. No hay otra forma de nombrar el gesto de un régimen que pide que el pueblo lo defienda después de haberlo empobrecido, vejado, reprimido y arrojado a la mayor estampida migratoria de nuestra historia. Pretenden escudos humanos para blindar privilegios. En cadena, exigen perdón sin reconocer culpas; piden pasar la página sin leerla. Este texto no busca rabia por sí misma. Busca dirección cívica: convertir el maltrato en memoria activa y la memoria en organización. Porque, como repite la calle, “la era de los pendejos se acabó”, y a los abusos, por más propaganda que gasten, los esperan en la bajadita.
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana”, recuerda Víctor Escalona. Decidir pensar con claridad es el primer acto de justicia: nos niega al chantaje y nos enfoca en lo que importa—verdad, reparación y garantías de no repetición.
El caradurismo como política: pedir “ayudaita” después del daño
Del maltrato al chantaje emocional
Tras años de represión, empobrecimiento y control social, se convoca a la ciudadanía a defender la “patria” encarnada en una cúpula. Es una ecuación macabra: quienes saquearon y desmontaron la base productiva requieren ahora cuerpos que resguarden su impunidad. El mensaje es torcido pero claro: “si nos caemos, caen todos”. Nada más funcional al miedo que la confusión—Estado y régimen como si fueran la misma cosa.
El cálculo errado de la soberbia
La soberbia repite un error del 28 de julio de 2024: subestimar a la gente. Ese día, pese al juego sucio, millones pronunciaron su verdad en las urnas. El efecto no fue inmediato; la historia pocas veces lo es. Pero el veredicto existe, y la justicia—nacional o transnacional—camina a ritmos que no dicta la propaganda.
“Pasar la página” sin leerla: por qué no funciona
Memoria no es rencor; es método
Pasar la página exige primero leerla: reconocer víctimas, contabilizar daños, abrir expedientes, fijar responsabilidades. La memoria evita la trampa del eterno reinicio. Sin memoria, la impunidad encuentra siempre un pasadizo. Con memoria organizada, la ciudadanía comprende que perdonar no es olvidar ni legitimar al agresor: es liberarse sin abdicar de la justicia.
Verdad, justicia y garantías de no repetición
- Verdad: relato documentado de lo ocurrido, con nombres y patrones.
- Justicia: vías penales y reparación proporcional al daño.
- No repetición: reformas institucionales que impidan el retorno del abuso.
De escudos humanos a ciudadanía adulta
La narrativa del miedo vs. el lenguaje de la dignidad
El régimen promete protección a cambio de obediencia. Pero la protección real no es militar; es civil: hospitales con insumos, escuelas que enseñen, justicia que proteja. Allí se parte el discurso. Ser pueblo no es aplaudir al poder; es exigirle resultados medibles.
La bajadita: cuando el abuso baja la cuesta de su propia inercia
Cómo llega el día de rendir cuentas
La “bajadita” no es una sorpresa mágica. Es la suma de tres pendientes que se vuelven cuesta abajo:
- Pendiente moral: el abuso agota el miedo. La gente deja de creer. Sin fe prestada, la propaganda pierde músculo.
- Pendiente institucional: tribunales, parlamentos y organismos exteriores acumulan causas, sanciones y precedentes.
- Pendiente social: redes civiles aprenden a documentar, denunciar y protegerse—del barrio al exilio.
El costo humano que la propaganda intenta borrar
De la cola del mercado a la fila de migración
Detrás de cada cadena está la mujer que camina horas para conseguir agua; el padre que hace cuentas con medicinas; el abuelo que envejece sin ver a sus nietos. La emigración masiva no es un viaje; es un duelo. El país no se fue: fue expulsado—por el hambre, la violencia, la falta de futuro.
Del grito a la estrategia: cómo se organiza la bajadita
Seis acciones cívicas que sí mueven la aguja
- Documentar daños con rigor (fechas, actores, pruebas) y resguardar copias en nubes seguras.
- Defensa legal de víctimas con redes de abogados y clínicas jurídicas universitarias.
- Monitoreo ciudadano de gastos públicos (salud, educación, energía) con reportes trimestrales.
- Protección a denunciantes (canales cifrados, anonimato, apoyo psicosocial).
- Voto donde se pueda: registros, veedurías y seguimiento de actas. Nada derrota más al abuso que el escrutinio.
- Puentes con la diáspora: fondos rotatorios, becas, equipos médicos y trabajo remoto.
¿Escudos humanos? No. Escudos de derecho
El ciudadano que entiende su fuerza
Cuando el poder convoca a protegerlo, el ciudadano responde: protejamos la vida. Escudos humanos son la negación de la política; escudos de derecho son su esencia: leyes que se cumplen, policías que no torturan, tribunales que no venden sentencias, presupuestos que salvan vidas.
La paciencia de julio, la claridad de noviembre
Del 28-J a “la bajadita”
El 28 de julio dejó un mensaje que no borra ninguna alocución: el país sabe cómo se pronuncia. La “bajadita” llegará en el tiempo real de la justicia y la organización, no en el calendario del noticiero. Quien confunda cámara con país, tropieza dos veces con la misma piedra.
Guía rápida para no caer en la trampa del caradurismo
Seis filtros ciudadanos frente al chantaje
- Confusión Estado–régimen: el Estado somos todos; el régimen es una cúpula.
- “Pasar la página”: sin verdad y reparación, es borrón y abuso nuevo.
- “Amenaza externa”: sirve para esconder gastos opacos y justificar represión.
- “Paz” sin justicia: es solo silencio obligado. La paz verdadera repara y previene.
- “Unidad”: si exige sumisión, no es unidad; es coacción.
- “Defender la patria”: es defender a la gente, no blindar privilegios.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Qué significa “esperarlo en la bajadita” en términos cívicos?
Implica sostener memoria y organización hasta que se alineen condiciones jurídicas y sociales para la rendición de cuentas. Sin linchamientos ni atajos: con pruebas, tribunales y reformas.
¿La justicia internacional puede sustituir a la justicia nacional?
No la sustituye, la complementa. Actúa cuando no hay remedio interno o cuando se requieren estándares superiores. Su potencia depende de la documentación y la constancia local.
¿Cómo evitar que el hartazgo se traduzca en violencia estéril?
Con canales cívicos abiertos: defensa legal, protesta pacífica, control ciudadano de gestión, cultura de derechos y liderazgos responsables que desescalen la manipulación del miedo.
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Cierre
El poder quiere escudos humanos; la ciudadanía exige escudos de derecho. Quieren pasar la página; nosotros la escribimos completa y la firmamos con memoria. No hay epopeya sin método: documentar, organizar, exigir. La bajadita no amenaza: advierte que toda soberbia paga su precio. Lo que viene no es venganza: es justicia—y justicia es volver a poner al centro a quienes fueron apartados.
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Julio Escalona
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