La capital portuguesa recupera este lunes su ritmo habitual tras acoger durante una semana la visita del papa Francisco y de más de un millón de peregrinos por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que ha sido el mayor evento católico celebrado tras la pandemia del coronavirus.
Durante la Jornada el pontífice ha protagonizado varias ceremonias multitudinarias, como la misa de clausura de la JMJ en el Parque Eduardo VII, donde se congregaron más de un millón y medio de personas, según la organización.También ha visitado el santuario de Fátima, donde rezó ante la imagen de la Virgen y bendijo a miles de fieles, y se ha reunido con víctimas de abusos, representantes de otras religiones, jóvenes y enfermos.
Los peregrinos, procedentes de más de 150 países, han llenado estos días las calles de Lisboa con sus camisetas, mochilas, banderas y cánticos, y han participado en numerosas actividades culturales, religiosas y solidarias.
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