De visita en California, Estados Unidos, el presidente Javier Milei mantuvo reuniones con empresarios del sector tecnológico, en busca de inversiones para la Argentina, y volvió a su actividad favorita: disertar sobre sus ideas “libertarias” y anatemizar cualquier forma de intervención estatal en la economía.
Esta vez fue en la Universidad de Stanford, donde habló durante casi una hora y pronunció una frase que ilustra su credo. “¿Ustedes
se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir?”, le
preguntó a su auditorio. “Va a llegar un momento que se va a morir de
hambre, con lo cual, digamos, o sea, va a decidir de alguna manera para
no morirse. Entonces no necesito que alguien intervenga para resolverme
la externalidad del consumo, porque a la postre alguien lo va a
resolver”.
El ultraderechista puso ese ejemplo para cuestionar el concepto de
“fallo de mercado”, que en su visión nunca falla. Inevitablemente, la
frase resonó en Argentina en el contexto de la negativa del Gobierno a
enviar alimentos a los comedores populares.
la administración de Milei suspendió desde diciembre la entrega de
comida denunciando supuestas irregularidades en los comedores
administrados por cooperativas y organizaciones sociales. En los
depósitos del Estado hay al menos 5.000 toneladas de alimentos no
perecederos, comprados por el Gobierno anterior, a la espera de ser
distribuidos, tal como ordenó un fallo judicial aún incumplido.
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