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domingo, 20 de abril de 2025

La Papisa Juana: El mito que desestabilizó al Vaticano por siglos

SECCIÓN: CULTURA – RadioAmericaVe.com

Una mujer en el trono papal, un parto en plena procesión y una leyenda que se niega a morir: ¿realidad oculta o ficción útil? La historia de la Papisa Juana sigue desafiando a la Iglesia y al pensamiento histórico tradicional.


Por el equipo de Cultura de Vierne5.com

En los callejones brumosos de la Europa medieval, entre códices, sermones y susurros de sacristía, comenzó a circular una historia que, hasta el día de hoy, sigue sacudiendo los cimientos de la historia oficial del cristianismo. Una historia que no aparece en los registros canónicos, pero que ha sobrevivido siglos gracias al poder de la imaginación colectiva, la transgresión y, quizás, la necesidad de creer que lo imposible fue posible. Esta es la historia de la Papisa Juana.

Una mujer. En el trono de Pedro. En el siglo IX.

La leyenda asegura que se trataba de una mujer excepcionalmente culta, que adoptó una identidad masculina para acceder a una educación vedada a su género. Bautizada como Ioannes Anglicus —Juan el Inglés—, su astucia y sabiduría la condujeron a Roma, donde escaló, paso a paso, los peldaños de la jerarquía eclesiástica hasta convertirse, entre los años 855 y 857, en el sumo pontífice de la cristiandad.

Pero todo terminó de la forma más insólita: en plena procesión, entre cánticos sagrados y fieles devotos, la papisa se desplomó. No por un atentado. No por enfermedad. Sino por el inicio de un parto. El secreto se reveló ante el mundo, y con él, el escándalo.

Las versiones de su final varían: algunas dicen que murió lapidada por la multitud enfurecida, otras que fue condenada al ostracismo y murió en reclusión. Algunos textos medievales incluso aseguran que fue enterrada sin nombre, y que su existencia fue borrada con meticulosa eficiencia del archivo vaticano. Pero la pregunta sigue abierta: ¿fue real?


Historia o advertencia: el uso político del mito

Lo cierto es que durante siglos, la historia de Juana no solo se narraba en voz baja entre clérigos. Era reproducida en grabados, crónicas y obras literarias. Incluso Dante y Petrarca hicieron referencia a ella. Durante la Reforma Protestante, fue un símbolo útil para los enemigos del catolicismo: ¿cómo confiar en una Iglesia que permitió una papisa y luego lo ocultó?

En cambio, dentro del mismo Vaticano, la leyenda fue usada como una advertencia silenciosa: el caos que se desataría si las mujeres rompieran el orden sagrado. Fue un cuento moral que reforzaba el poder masculino. Un mecanismo de control disfrazado de historia “imposible”.


La negación histórica y el silencio que incomoda

Hoy, la mayoría de los historiadores la descartan como una fábula. Argumentan que no hay registros contemporáneos que respalden su existencia, que el nombre no aparece en listas papales oficiales y que no hay huellas documentales concretas. Y sin embargo, el silencio también es sospechoso.

¿Por qué, si era una historia tan evidentemente falsa, el Vaticano se molestó en suprimirla sistemáticamente durante siglos? ¿Por qué existe una estatua en Roma que muchos afirman fue levantada en su honor y luego retirada por decreto? ¿Y qué decir del “silla testicular”, un supuesto sillón papal con un orificio diseñado para verificar que el elegido fuera varón?

Quizás no se trata de si fue cierta, sino de por qué nos sigue fascinando.


El símbolo de un cambio que aún no ocurre

En pleno siglo XXI, el Vaticano sigue negando el acceso de las mujeres al sacerdocio, mucho menos al pontificado. Pero la leyenda de Juana permanece como una metáfora poderosa. Representa la lucha de las mujeres por el conocimiento, por el liderazgo, por existir más allá de los márgenes.

La papisa Juana es, para muchos, la figura que encarna el eterno conflicto entre lo sagrado y lo femenino, entre el dogma y la disidencia. Es el eco de todas aquellas que, a lo largo de la historia, debieron disfrazarse, ocultarse o callar para sobrevivir en mundos que les negaban el derecho a ser.

Y es, por sobre todo, una historia que incomoda. Porque si alguna vez hubo una mujer en el trono papal —y todo fue ocultado—, entonces ¿cuántas verdades más fueron enterradas en nombre del orden?


¿Qué nos dice hoy la leyenda de la Papisa Juana?

Nos dice que la historia no siempre la escriben los vencedores, sino los que mejor esconden. Nos dice que las leyendas, cuando se niegan a morir, tienen un propósito más profundo que el de entretener. Nos dice que, en el corazón del poder, a veces se oculta el rostro de una mujer.

RadioAmericaVe.com/ Cultura.

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