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Su propuesta dividiría a la oposición, debilitaría el liderazgo de María Corina Machado y transformaría una derrota del chavismo en una victoria política para el régimen.
Henrique Capriles lo ha vuelto a hacer. En una entrevista para El País, propuso que María Corina Machado (MCM) y Edmundo González convoquen al pueblo a votar el próximo 25 de mayo. A primera vista, sugiere una estrategia de resistencia civil. Pero al mirarla con atención, se revela por lo que realmente es: una trampa disfrazada de civismo.
Capriles intenta presentarse como defensor del voto cuando, en realidad, lo que plantea es una coartada perfecta para el régimen. Si MCM y EGU llaman a participar en un proceso sin condiciones, sin justicia, sin transparencia y con las reglas del chavismo, el resultado será devastador para la oposición.
División, desmoralización y derrota simbólica
La propuesta tendría consecuencias nefastas:
- Dividiría a millones de opositores, que quedarían confundidos y desorientados. En lugar de movilizar, desmovilizaría.
- Erosionaría el liderazgo de MCM y EGU, quienes han ganado la confianza de los venezolanos a través de coherencia y acción valiente.
- Convertiría una derrota cantada de Maduro en una victoria política, al darle legitimidad a través de la oposición.
- Haría cómplices a los líderes que hoy encarnan la esperanza, los mismos que convocaron a millones a votar el 28J y a defender esos votos con firmeza y decoro.
La victoria del 28J: un mandato que no se negocia
El 28 de julio de 2024, Venezuela habló claro. Edmundo González ganó con una ventaja arrolladora, bajo condiciones extremas. Millones atendieron el llamado de MCM, a pesar de la censura, la persecución y el sabotaje institucional. Esa victoria se resguardó en actas, muchas de las cuales hoy sirven como prueba ante el mundo.
Transformar ese mandato en una participación sin condiciones en mayo sería una traición al pueblo que confió. Sería el colmo del absurdo.
Capriles, un fiasco, pura pantomina
Capriles: ¿vocero de la rendición o intermediario del sistema?

Es válido preguntarse: ¿A quién beneficia realmente esta propuesta? No a la oposición, no al pueblo. La respuesta está en Miraflores. Allí deben estar celebrando cada vez que Capriles se pronuncia.
Un llamado al voto en esas condiciones no es un gesto democrático, es un acto de rendición política. Peor aún: es un mensaje al régimen de que, pase lo que pase, siempre tendrá alguien dispuesto a hacerle el favor.
La oposición no necesita pantomimas: necesita firmeza
La oposición venezolana ha avanzado como nunca. Hoy tiene un liderazgo claro, una estrategia internacional definida y una población que no está dispuesta a tolerar nuevos fraudes. El camino no es el facilismo ni el falso realismo. El camino es la coherencia.
A Capriles se le acabaron las excusas. Su propuesta no es ingenua ni malinterpretada. Es peligrosamente funcional al poder.
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