Con la excepción de Cojedes, que fue un fenómeno electoral, el régimen de Nicolás Maduro ejecutó este domingo lo que ya tenía planeado: quitarle a la oposición las gobernaciones de estado y los diputados a las legislativas regionales y a la Asamblea Nacional, en las que ahora serán mayoría absoluta.
Con una oposición que no termina de entender que está en peligro de muerte, los diversos factores que adversan al gobierno volvieron a presentarse con infinidad de partidos y con completos abanicos de aspirantes a las gobernaciones, en tanto que el oficialismo colocaba sus aspirantes designados a dedo, en medio de una abrumadora abstención que parece no hacer reflexionar aún a nadie.
Casi a la medianoche de este y abrumado por el temor de otro
anuncio de un nuevo “ataque” a los sistemas del CNE, el país recibió el informe
del chavismo en el que el sector oficial había ganado las elecciones
parlamentarias y regionales en Venezuela, con una mayoría que hasta ese momento
superaba el 93 por ciento, según los datos del Consejo Nacional Electoral, en
una jornada marcada por la indiferencia de casi el 60 por ciento de los votantes.
El denominado Gran Polo Patriótico (GPP), obtuvo 4
millones 553 mil 484 votos, el 82,6 por ciento de los sufragios depositados,
mientras los partidos opositores alcanzaron el 17,3 por ciento.
El partido oficialista también ganó 23 de los 24
gobiernos estadales, según publicó el CNE, con el 93 por ciento de las mesas
contabilizadas.
Con unas instituciones envilecidas, o asesinadas, el
presidente del CNE, Elvis Amoroso, dijo que “nos sentimos profundamente
orgullosos de esta jornada", un funcionario que frecuentemente asiste a
las reuniones a las que le convoca el gobierno y grita: ¡Leales siempre,
traidores nunca!
En Venezuela se ha afinado un mecanismo consistente en
que al adversario con posibilidades hay que inhibirlo, o se le meter preso, algunos
de los cuales se les mueren entre barrotes, para en su lugar promover el asalto
a los partidos y sus sedes para entregarle esas banderas a dirigentes o seudo dirigentes
que actúen más con los propósitos del gobierno y su partido, que con cualquier
otra cosa.
Así, el organismo electoral aseguró que acudieron a las
urnas el 42,63 por ciento de los electores, aunque la oposición calcula que la
participación fue mucho menor.
"Más del 85 por ciento de los venezolanos
desobedecimos a este régimen y dijimos no. Hoy fracasó la estrategia de terror
del régimen. Creyeron que a punta de amenazas iban a doblegar a la gente y eso
lo que provocó fue más rabia. Hasta los empleados públicos también dijeron
no", declaró la líder opositora María Corina Machado en un video.
El único gobernador opositor que resultó ganador fue
Alberto Galíndez, quien fue reelecto en el estado Cojedes por 55,2 por ciento
de los votos.
Galíndez se postuló como candidato del partido demócrata
cristiano Copei.
Los datos oficiales fueron divulgados al cierre de una
jornada marcada por la división de la oposición -la mayoría decidió no
presentarse-, denuncias de represión, baja participación y la inédita inclusión
del Esequibo como territorio electoral.
En las elecciones se designaron nuevos integrantes de la
Asamblea Nacional, gobernadores estadales y legisladores regionales.
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