RadioAmericaVe.com
SECCIÓN: CULTURA –
En los orígenes del cristianismo, África no fue solo una receptora de fe, sino un faro espiritual que dio al mundo papas visionarios. Conoce la historia olvidada que podría reescribir el futuro del Vaticano.

Se cree que el papa Víctor I (izq.), el papa Gelasio I y el papa Milcíades (der.) son de ascendencia norteafricana.
Por el equipo de Cultura de Vierne5.com
Hoy, cuando pensamos en el cristianismo, solemos mirar hacia Roma, Europa o América Latina. Sin embargo, pocos recuerdan que el norte de África fue una cuna poderosa del cristianismo primitivo. En esas tierras que ahora vibran con el islam, florecieron las raíces teológicas, filosóficas y espirituales que aún sostienen a la Iglesia católica.
Entre los siglos III y V, desde regiones que hoy conforman Túnez, Argelia y Libia, surgieron figuras clave que dirigieron la Iglesia desde su cúspide: papas africanos. Olvidados por la historia dominante, ellos moldearon la fe que millones profesan. Y uno de ellos, para sorpresa de muchos, sentó las bases de lo que hoy celebramos como el Día de San Valentín.
El Cinturón Bíblico de la cristiandad antigua
Según el historiador Christopher Bellitto, del Kean University en Estados Unidos, “el norte de África fue el Cinturón Bíblico del cristianismo antiguo”. En un tiempo donde el Imperio romano se extendía más allá del Mediterráneo, estas regiones eran centros teológicos y políticos de primer nivel.
Cartago, Hipona y Cirene no solo albergaban comunidades fervorosas. También producían intelectuales, santos y líderes eclesiásticos. Desde esta región emergieron tres papas africanos que marcaron la historia del cristianismo: Víctor I, Milcíades y Gelasio I.
Víctor I: el primer papa africano (189-199)
Originario de África romana, probablemente de lo que hoy es Túnez, Víctor I fue el primer papa africano. Durante su pontificado, abordó una de las primeras grandes disputas internas: la fecha de celebración de la Pascua.
Aunque su decisión de unificar la fecha no fue aceptada por todos en su tiempo, sentó un precedente sobre la autoridad papal, un concepto que más tarde definiría la estructura de la Iglesia.
Además, bajo su mandato, el latín se convirtió en el idioma oficial de la liturgia, desplazando al griego. Este cambio lingüístico acercó la fe a los pueblos del Imperio romano occidental y cimentó la identidad cultural del catolicismo.
Milcíades: el papa de la tolerancia (311-314)
Nacido en África y convertido en obispo de Roma en un momento decisivo, Milcíades fue testigo del Edicto de Milán. Este documento, emitido por el emperador Constantino en 313, legalizó el cristianismo tras siglos de persecución.
Milcíades no solo abrazó esta nueva etapa de libertad religiosa. También fue un defensor de la reconciliación. Reunió a los cristianos divididos por el trauma de las persecuciones y promovió la unidad sobre la venganza. Fue un papa de paz, justo en el momento en que la Iglesia necesitaba sanar.
Gelasio I: el pensador olvidado que inspiró San Valentín
El tercer papa africano, Gelasio I (492-496), es quizás el más influyente y, paradójicamente, el más ignorado. Fue el primero en establecer con claridad la teoría de la doble autoridad: la del Papa y la del Emperador. Su carta al emperador Anastasio estableció que el poder espiritual y el político no podían confundirse, anticipando siglos de debate sobre la laicidad.
Sin embargo, hay otro legado aún más curioso. Gelasio prohibió la antigua fiesta pagana de las Lupercales, celebrada el 15 de febrero en honor a la fertilidad y al dios Pan. En su lugar, instauró una celebración cristiana dedicada a los mártires del amor.
Así, según muchos historiadores, sembró la semilla de lo que luego sería el Día de San Valentín. Hoy, millones celebran esa fecha sin saber que su origen se remonta a un papa africano decidido a cristianizar el calendario romano.
¿Puede volver el papado a África?
Con la reciente muerte del papa Francisco y la proximidad de un nuevo cónclave, crece una pregunta poderosa: ¿volverá el papado al continente africano por primera vez en más de 1.500 años?
El crecimiento del catolicismo en África es imparable. Con más de 260 millones de fieles, el continente muestra un dinamismo vocacional, social y espiritual que contrasta con la secularización de Europa.
La elección de un papa africano no solo sería un giro histórico. Representaría una restauración simbólica del lugar que África merece en la historia de la fe cristiana.
La historia que el mundo olvidó (y que debemos recuperar)
Mientras el norte de África enfrenta desafíos sociales y religiosos, su pasado cristiano resurge como un faro de memoria. Los papas africanos no fueron una nota al pie. Fueron protagonistas del desarrollo doctrinal, litúrgico y estructural de la Iglesia católica.
Sus nombres, sus decisiones y su impacto deberían estar en los libros, en los púlpitos, en las aulas. No por nostalgia, sino porque comprender de dónde venimos permite entender mejor hacia dónde vamos.
Y si el futuro del Vaticano llegara a teñirse de piel africana una vez más, no sería un gesto revolucionario. Sería un acto de justicia histórica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario