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"¿Elector activo o ficción digital? El chavismo maquilla su derrota con cifras infladas que insultan la inteligencia del pueblo venezolano.
El nuevo invento del CNE para maquillar el fraude
Lo que está a la vista no necesita anteojos: el pasado 25 de mayo, la desolación en los centros de votación fue tal que ni el régimen pudo esconderla. Las calles vacías, las urnas polvorientas y la ausencia de electores reales contrastaron brutalmente con la narrativa oficial. Ante una abstención masiva y una ciudadanía que respondió al llamado de María Corina Machado de no convalidar una farsa, el chavismo hizo lo que mejor sabe hacer: mentir.
"Elector activo": ficción sin respaldo legal
En su afán por demostrar una supuesta participación ciudadana, el Consejo Nacional Electoral (CNE) se sacó de la manga un nuevo término: "elector activo". Este concepto, sin ningún sustento en la Ley Orgánica de Procesos Electorales, fue diseñado para engrosar artificialmente las cifras de participación. La idea era simple y perversa: sumar millones de votos inexistentes a través de sistemas automatizados, sin rastro verificable ni auditoría ciudadana.
Programación para el fraude
Fuentes internas revelaron que el chavismo contrató a un equipo de expertos en programación para ejecutar esta operación. El "elector activo" no es más que una etiqueta digital colocada a electores registrados, sin que estos hayan ejercido realmente su derecho al voto. Es la nueva versión de los "votantes imaginarios", alimentada desde servidores controlados por el propio CNE.
Simulacro de democracia: el único juego que conoce el chavismo
Mientras en los medios oficiales se hablaba de "participación ejemplar", las denuncias en redes sociales mostraban realidades opuestas. No hubo colas. No hubo entusiasmo. Lo que sí hubo fue una maquinaria estatal desesperada por inflar cifras a cualquier costo.
¿Qué sigue? ¿Mesas virtuales? ¿Votantes por inteligencia artificial? ¿Actas elaboradas con ChatGPT?
Entre curules mágicos y cifras infladas
Los "curules mágicos" adjudicados a partidos satélites, como ya denunciamos en La resaca del 25M, forman parte de la misma estrategia. La trampa no es torpeza. Es sistema. Es diseño.
No es casual que en medio del fraude, el oficialismo se atribuya más de 5 millones de votos, cuando la participación real no alcanzó ni los 2 millones. Más de 3 millones de electores activos ficticios aparecen como si hubiesen ejercido su voto. Una cifra grotesca, que solo demuestra que la dictadura no solo manipula resultados: manipula también la percepción internacional.
La comunidad internacional ya no se traga el cuento
A estas alturas, ni un niño se cree el relato de una Venezuela democrática. Los observadores independientes fueron desplazados. La oposiçión real fue inhabilitada. Y el aparato electoral fue tomado por completo por el PSUV. La estrategia del "elector activo" es solo un capítulo más de una novela de ciencia ficción electoral que nadie en el mundo se cree.
Simulacro vs. realidad: el pueblo no se confunde
Afortunadamente, la calle no se engaña. El venezolano sabe diferenciar entre participar y convalidar. Entre votar y legitimar. Entre esperanza y resignación. El llamado es a mantener la firmeza, a no caer en provocaciones y a seguir apostando por una transición verdadera, con elecciones libres y verificables.
Desde esta tribuna decimos: la trampa del "elector activo" es un insulto a la inteligencia del pueblo venezolano. Y como pueblo, no lo aceptamos.
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