🇻🇪 RadioAmericaVe.com / La Voz del NIN
Mientras los venezolanos luchan por sobrevivir, una élite corrupta reparte el botín del Estado como si fuera un festín privado.
El poder en Venezuela se reparte entre mafias y leales. El NIN propone desmontar el sistema y recuperar el Estado para los ciudadanos.
En Venezuela, el poder no se gana, se asigna. Se reparte como una ficha en un tablero de juego mafioso, entre leales y oportunistas, entre testaferros y actores de cartón. Lo que aparenta ser una estructura estatal es, en realidad, un montaje cuidadosamente diseñado para simular democracia, cuando en el fondo solo se trata de una maquinaria de control y cooptación.
Desde gobernaciones hasta embajadas, desde ministerios hasta tribunales, cada cargo es una recompensa. No hay mérito, ni preparación, ni compromiso con el país. Hay obediencia, sumisión y complicidad. El Estado ha sido secuestrado, no solo por una élite, sino por una red de intereses que incluye militares enriquecidos, burócratas aduladores, empresarios testaferros y operadores internacionales del crimen organizado.
El resultado: el Estado venezolano ya no le pertenece a los ciudadanos, sino a quienes lo manipulan como marionetas.
La estructura paralela del poder
El reparto no es improvisado. Sigue una lógica perversa: cada títere debe cumplir una función dentro del sistema, bien sea reprimir, encubrir, distraer o legitimar. Un gobernador sirve para silenciar protestas. Un fiscal, para fabricar expedientes. Un diplomático, para lavar la imagen exterior. Un periodista cooptado, para enterrar la verdad.
En el fondo, lo que tenemos es un Estado paralelo, invisible y poderoso, que opera desde la sombra pero determina el destino de millones.
Los cargos no son funcionales al pueblo, sino instrumentales al régimen. No se nombran personas para servir a los ciudadanos, sino para proteger la red de privilegios que sostiene a la cúpula.
La normalización de la indignidad
¿Cuándo se volvió normal que un país sea gobernado por actores de reparto? ¿Cuándo aceptamos que las instituciones fueran vitrinas vacías, ocupadas por rostros que cambian, pero que no modifican nada?
Lo más alarmante es que el secuestro del Estado ha sido acompañado por una campaña de resignación colectiva. Muchos venezolanos, agotados por la crisis, han dejado de exigir respuestas. Han sido entrenados en la frustración, y domesticados en la desesperanza.
Pero no todo está perdido.
La propuesta del NIN: desmantelar el guion del reparto
El Nuevo Ideal Nacional (NIN) no busca "cambiar los rostros" de los títeres. Busca derribar el teatro entero.
Proponemos una reconstrucción ética e institucional del Estado, donde el mérito, la honestidad y la vocación de servicio sean la base del nuevo liderazgo.
- No más designaciones a dedo.
- No más ministerios como premios de lealtad.
- No más instituciones al servicio de mafias.
- No más simulacros de legalidad.
Necesitamos una revolución profunda en la forma de concebir el poder. Y eso solo será posible si dejamos de creer en los actores y empezamos a reescribir el guion.
¿Qué puedes hacer tú?
No caigas en la trampa del cinismo. No votes por el menos malo. No normalices lo inaceptable. No te calles.
Organízate, infórmate, participa. Apoya iniciativas como el NIN que no se venden, que no negocian con el mal menor, que entienden que la verdadera política no es reparto, sino servicio.
Venezuela no necesita un nuevo gobierno títere. Necesita un nuevo contrato social. Y eso empieza por ti.
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Un análisis profundo sobre cómo las mafias del poder han desmontado la institucionalidad venezolana.
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