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🟥 “El puño en alto del PSUV simboliza el poder que oprime, no el que libera. Gracias al chavismo, Venezuela aparece en todas las listas negras del mundo.”
Venezuela entra en la lista negra de EE.UU. y el golpe afecta a millones en el exilio. ¿Será esta la chispa del cambio que el NIN proyecta liderar?
Remontar la cuesta: entre el exilio y la esperanza
Cada día que amanece es una prueba de fuego para millones de venezolanos. La nación, golpeada por una dictadura cruel y un sistema de represión institucionalizado, vive acorralada dentro y fuera de sus fronteras. Internamente, la miseria ha dejado de ser noticia: se ha convertido en norma. Y en el exterior, el éxodo masivo ha generado nuevas fronteras: burocráticas, sociales y ahora, políticas.
La reciente inclusión de Venezuela en la lista negra de restricciones migratorias de EE.UU. es más que una medida diplomática. Es un grito de alerta. Una advertencia al mundo de que la destrucción institucional del chavismo no solo ha devastado nuestra economía y democracia, sino también nuestra reputación internacional.
Control social chavista tras el 25M
¿Qué queda de la esperanza electoral?
El NIN como propuesta de país
EE.UU. nos castiga… ¿por culpa de quién?
No podemos ignorar la herida profunda que significa esta medida para la diáspora venezolana. Si bien entendemos que Estados Unidos busca proteger su seguridad nacional, lo cierto es que el venezolano no es una amenaza, sino una víctima.
En palabras de un lector de esta tribuna: “Nos quieren igualar a grupos como palestinos radicales o movimientos islamistas violentos. Pero no somos eso. Somos padres, madres, hijos, profesionales, estudiantes. Somos un pueblo que solo busca sobrevivir, no invadir”.
La culpa no es del pueblo. Es del régimen. Un Estado fallido que ha llenado de oscuridad todos los índices internacionales: inflación, corrupción, represión, narcotráfico y censura. Hoy Venezuela aparece en todas las listas negras del mundo, no por su gente, sino por sus gobernantes.
La fuerza del exilio y el poder de resistir
Muchos han caído en la desesperanza. Pero desde esta tribuna reafirmamos: no estamos derrotados. Como dice el autor Víctor Julio Escalona: “Hagamos del árbol caído, leña para cocinar”. Cada golpe, cada sanción, cada injusticia nos debe hacer más fuertes, no más frágiles.
La resistencia dentro de Venezuela no está sola. En cada rincón del mundo hay un venezolano trabajando, aportando, soñando con el regreso. Esa fuerza es la que sostiene la llama del cambio. El exilio no es fuga, es frente de lucha.
El NIN y la nueva etapa histórica
En este contexto, emerge una esperanza real: el NIN, Nuevo Ideal Nacional. No es un eslogan. Es una estructura política, moral y estratégica que busca liderar la reconstrucción del país. El NIN no promete milagros, sino trabajo. No promete venganza, sino justicia. No ofrece cargos, sino responsabilidades.
La decisión de Trump duele. Pero quizás, sea la sacudida necesaria para que Venezuela despierte de una vez por todas. No podemos seguir siendo víctimas eternas. El momento de actuar es ahora.
El cambio empieza por no resignarse
Resignarse es entregarse. Y eso no está en nuestro ADN. La historia de los pueblos que lograron liberarse —como Sudáfrica, España, Polonia— nos recuerda que la opresión no es eterna cuando la voluntad de cambio es colectiva. Lo mismo debe pasar con Venezuela.
El hambre no sostendrá gobiernos para siempre. La represión no puede con la dignidad organizada. Y las listas negras son una alerta… pero también una cuenta regresiva para el final del chavismo.
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