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Descubre por qué la transición democrática en Venezuela puede fracasar si se negocia sin ruptura real, y cómo evitar una farsa institucional.

La transición democrática en Venezuela vive una encrucijada decisiva. El régimen se debilita, pero puede fortalecerse si se evita una ruptura real. La disyuntiva entre avanzar hacia una democracia auténtica o recubrir al poder con una fachada institucional no es un lujo intelectual: es cuestión de supervivencia política y social.
Dos caminos opuestos en la transición democrática en Venezuela
Hay quienes promueven una transición democrática en Venezuela mediante presión sostenida: denuncias internacionales, sanciones firmes y movilización ciudadana organizada. Por otro lado, está la opción de una transición negociada, sustentada en diálogos que pueden extender el poder del régimen bajo una apariencia democrática.
¿Por qué negociar puede empantanar la transición democrática en Venezuela?
Desde 1999, el chavismo ha repetido que “el poder no negocia ni se negocia”. Lo que aparenta ser diálogo, en realidad busca dividir, dejar pasar el tiempo y recuperar legitimidad. Así, muchas transiciones aparente han protegido al régimen mientras se erosionaba el apoyo opositor.
La ventaja estratégica de la oposición firme
La oposición que rechaza peldaños de negociación ha evitado caer en la trampa del régimen. Ha logrado mantener autonomía, cohesión social y apoyo internacional. Su enfoque sustentado en el principio de que la transición democrática en Venezuela requiere ruptura, ha permitido avances políticos y diplomáticos significativos.
Por ejemplo, el respaldo del senador Marco Rubio ha sido crucial, y ha sostenido la narrativa firme sin concesiones. Incluso cuando aparecieron figuras como Richard Grenell buscando aperturas, esa estrategia opositora ha resistido la presión de una transacción pactada.
Impacto de Estados Unidos: Trump, Grenell y Marco Rubio
La influencia de Estados Unidos es decisiva. Marco Rubio ha enfatizado que la transición democrática en Venezuela debe pasar por una presión inquebrantable. En cambio, Richard Grenell —si gana influencia— podría favorecer una transición negociada, avalada por Trump, que legitime formalmente al régimen. Los resultados serían un espejismo democrático.
El escenario se complica si Washington adopta un enfoque intermedio. Por eso RTV internacional como DW ha señalado que solo una estrategia dual, apoyada por la sociedad civil, puede inclinar la balanza hacia una transición real.
Posibles escenarios y riesgos de una transición mal concebida
- Transición rupturista: avance sostenido hacia elecciones libres, justicia reparadora y reestructuración institucional real.
- Transición negociada: riesgo de que la transición democrática en Venezuela se limite a cambios superficiales sin reforma profunda ni soberanía ciudadana fortalecida.
El rol indispensable de la ciudadanía
La movilización ciudadana y la vigilancia social son las claves para que la transición democrática en Venezuela no quede rematada en una sesión diplomática. Presionar, difundir información, exigir transparencia y rechazar falsas negociaciones es responsabilidad de cada actor social.
Una oportunidad histórica que no puede desperdiciarse
Hoy tenemos más que un simple cambio de nombres: está en nuestras manos definir si esta transición democrática será un proceso verdadero o una burbuja institucional. La comunidad internacional, la oposición y la sociedad civil deben converger en una visión clara: sustitución del poder, no su reciclaje.
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