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Venezuela se encuentra al filo entre una transición urgente o un colapso inevitable. ¿Qué rol jugará el pueblo?

Venezuela se encuentra al borde de dos futuros diametralmente opuestos: una transición democrática ordenada o un derrumbe institucional que profundice la tragedia nacional. A menos de un año de los escenarios trazados por el NIN, el presente exige claridad: ¿avanzamos hacia un cambio real, o nos estrellamos sin freno?
1. Escenarios contrapuestos: ¿transición o colapso?
Según el Nuevo Ideal Nacional (NIN), Venezuela vive un momento crítico. Mientras algunos actores promueven pasos hacia una transición negociada y segura, otros advierten sobre una implosión del aparato estatal, lo que podría derivar en anarquía, autoritarismo reforzado o fragmentación social.
2. Avances visibles y amenazas latentes
Cierto optimismo aparece cuando se observa la reactivación parcial de la sociedad civil y algunos actores políticos del exilio han logrado coordinar gestiones simbólicas. Aun así, cunde la duda y el miedo: ¿Es suficiente para sostener la institucionalidad frente a una FANB que no acaba de definirse, redes clientelares que siguen activas, y una oposición débil?
3. La FANB aún no decide su destino
La Fuerza Armada, pieza decisiva, mantiene su ambigüedad. Como señalamos en el artículo ¿Qué rol puede jugar la FANB?, sus comandos fluctúan entre seguir al régimen o incorporarse a un proceso constitucional de transición. Esa indecisión prolonga la crisis y ralentiza cualquier intento de cambio.
4. Sociedad civil: un motor en marcha pero frágil
La sociedad civil ha comenzado a levantar proyectos comunitarios, plataformas de coordinación y redes de denuncia ciudadana. Sin embargo, su capacidad institucional sigue limitada, como vimos en ¿Qué puede hacer el venezolano común?. Sin recursos ni respaldo real, corre el riesgo de desgastarse frente a estructuras clientelares envalentonadas.
5. Exilio activo: coordinación o desconexión
El exilio político cuenta con visibilidad internacional y músculo mediático. Artículos anteriores como El rol del exilio venezolano apuntan a una necesidad crítica de articular esa influencia con el activismo dentro del país. Si no se logra, el liderazgo desde lejos se quedará en discurso vaciado de impacto real.
6. Riesgos de colapso funcional
Venezuela exhibe señales peligrosas: deterioro institucional, fuga de talento, presiones económicas y aparato público incompetente. Una transición mal gestionada o dilatada puede derivar en un colapso funcional —más que una transición—, con caos administrativo, judicial y social.
7. Posibles señales de esperanza
Sin embargo, hay indicios alentadores: protestas organizadas sin violencia extrema, inicio discreto de diálogos internos, instituciones internacionales que reactivan cooperación y empresarios exiliados dispuestos a aportar fórmulas de reconstrucción económica. Todo ello puede sumar si se actúa con visión.
8. ¿Dónde estamos hoy?
Nos encontramos en un punto de inflexión: la línea entre una transición ordenada y un colapso total es fina y se define por decisiones concretas. El NIN ha trazado un camino: primero, claridad estratégica; segundo, acciones visibles; y tercero, alianzas firmes con la FANB, la sociedad civil y el exilio. Sin pasos firmes, se corre el riesgo de seguir en el limbo del deterioro.
9. El NIN propone: transición con anclaje popular
Desde el Nuevo Ideal Nacional (NIN) insistimos: la salida no puede venir impuesta ni por élites ni por intereses externos. La transición debe construirse con participación ciudadana, anclaje territorial, poder moral y visión de futuro. Apostamos por un gobierno de reconstrucción nacional con participación técnica, respaldo de las fuerzas vivas y un plan inmediato de recuperación social.
10. Escenarios: transición pactada, colapso o rebelión civil
Los tres caminos más probables para Venezuela en este momento son:
- Transición pactada: con presión internacional, reconfiguración interna de la FANB y acuerdo nacional.
- Colapso total: donde el Estado falle y se impongan mafias, anarquía y vacíos de poder.
- Rebelión civil: donde el pueblo, sin partidos ni líderes, se imponga en las calles con un nuevo 2017 pero más maduro y estructurado.
El NIN se prepara para cualquiera de estos tres escenarios, pero apuesta por el primero: una transición viable, constitucional, inmediata.
11. ¿Qué sigue?
El 2025 no puede terminar como empezó. En los próximos 60 días, Venezuela sabrá si la presión internacional, la determinación ciudadana y la reconfiguración militar logran abrir el cauce de una nueva era. Si no ocurre, será el país quien empuje su destino, desde abajo, con las consecuencias que eso implica.
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