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Crisis política en Venezuela 2025: guerra de humo y silencio cómplice
Crisis política en Venezuela 2025: ejercicios militares como distracción, bolívar en barranco y silencio regional. Lectores exigen acción real.

Fecha: Jueves 25 de septiembre de 2025 | Sección: La Voz del Lector
Los lectores hablan claro: el régimen intenta vender ejercicios militares como epopeya, mientras el país se sumerge en inflación, corrupción y represión. La maniobra —aseguran— está cronometrada con el pulso presupuestario de Washington: si EE. UU. cerrara su gobierno federal, el despliegue en el Caribe quedaría en pausa. En paralelo, crece la indignación: Maduro es ilegítimo, no tiene autoridad moral para decretar nada y su plan de involucrar civiles es, lisa y llanamente, criminal. Entre tanto, el cartel levanta humo para ocultar el barranco del bolívar y un ecosistema de enchufes que se alimenta del erario público.
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Escalona
El teatro de las maniobras: músculo de cartón, propaganda de acero
La coreografía castrense en el Caribe se vende como defensa de la soberanía. Sin embargo, los lectores lo llaman por su nombre: teatro. “Exponer barcos y los pocos aviones operativos en una misma zona —dice un lector— es como poner patos en una batea”. No hay lógica estratégica; sí hay lógica propagandística. El objetivo real es convencer a los suyos de que aún existe moral, músculo y una épica de resistencia. De paso, la cúpula busca una fotografía para enmarcar mientras las cifras de pobreza y los precios se disparan.
La otra parte del libreto suena a cálculo político: el “momento” del Caribe depende de variables externas. Un lector lo resume así: “El inicio de acción está cronometrado con el acuerdo presupuestario bipartidista en EE. UU.; un cierre obligaría a retirar medios del Caribe, salvo que se declare guerra antes del 1 de octubre”. La escena luce grandilocuente; la verdad, en cambio, es prosaica: el calendario de Washington pesa más que los discursos desde Miraflores.
Ilegitimidad de origen, criminalidad de método
“Maduro es ilegítimo; no tiene autoridad para decretar nada”, insiste otra carta. El punto no es retórico. Cuando un poder sin legitimidad convoca civiles a “defender la patria”, en realidad los empuja al riesgo letal. Ese reclutamiento político, sin garantías ni protocolos, transforma a la población en carne de cañón, rompe el derecho internacional humanitario y abre la puerta a crímenes de lesa humanidad. Llamarlo “ejercicio” blanquea su naturaleza: es una trampa.
La señal es inequívoca. Si el régimen planea movilizar civiles en zonas de potencial confrontación, se configura un escenario de genocidio por imprudencia culpable o por diseño. No existe defensa posible de esa praxis. Mucho menos en un contexto donde el aparato judicial sirve a los perpetradores y no a las víctimas.
El humo del cartel para tapar el barranco del bolívar
“Mientras distraen con maniobras militares, el cartel levanta humo para que nadie vea el barranco del bolívar”, aporta un lector. La imagen es exacta. La moneda nacional se desliza por una pendiente sin frenos: salarios pulverizados, cesta básica inalcanzable y ahorro imposible. La propaganda intenta crear un enemigo externo para encubrir al verdadero enemigo interno: un modelo de expolio que convirtió la economía en botín.
Señales del deterioro económico
- Salarios de hambre: el ingreso formal no cubre transporte, menos alimentación.
- Inflación pegajosa: precios que no ceden, aun con dolarización de facto.
- Servicios colapsados: electricidad intermitente, agua irregular, hospitales desprovistos.
- Producción encogida: empresas asfixiadas por controles, extorsión y carencias básicas.
El humo mediático no detiene la aritmética de la crisis. La cuenta final siempre llega; y llega, sobre todo, a la nevera de los hogares.
La avioneta de Maiquetía: millas a Cuba, millas de corrupción
El siniestro de una avioneta con millas a Cuba y vínculos con negocios del entorno presidencial reactivó un viejo guion: enchufes, testaferros y maletines. Los lectores conectan los puntos: vuelos frecuentes, tramas opacas y contratos que jamás pasan por el escrutinio público. Cada aeronave con itinerario dudoso, cada empresa offshore y cada intermediario con residencia dorada conforman un ecosistema que chupa del erario y deja al país sin hospitales, sin escuelas y sin alimentos.
La noticia no sorprende. Indigna. Porque confirma que el negocio no se detuvo; solo se volvió más discreto. Y porque recuerda que la impunidad no viaja sola: siempre despega acompañada de silencio institucional.
Wanted: el sello que no se borra
“Nada de lo que haga borrará su condición de wanted; eso está vivito y coleando”, escribe un lector. La frase condensa una certeza social: la persecución internacional no es propaganda ajena; es el reflejo de expedientes que crecen, de testimonios que se acumulan y de rutas financieras que ya no pueden esconderse. Aunque el régimen pretenda normalidad, el estigma jurídico persiste y condiciona su margen de maniobra.
Silencio regional: cumbres para la foto, omisiones para la historia
La convocatoria de Lula, Petro, Sánchez, Orsi y Boric a una “reunión especial en defensa de la democracia” podría sonar auspiciosa. Sin embargo, los lectores advierten una falla tectónica: su silencio frente al arrebato democrático en Venezuela. No se puede invocar la palabra “democracia” mientras se evita nombrar a las víctimas, a los presos políticos y a las torturas. Esa omisión erosiona credenciales, cancela autoridad moral y deja una pregunta abierta: ¿defensa de qué democracia y para quién?
Lo que una defensa auténtica debería incluir
- Condena explícita de fraudes, represión y desapariciones.
- Compromisos verificables de asistencia humanitaria y rutas de refugio.
- Presión coordinada para la liberación de presos y el desmantelamiento de aparatos de tortura.
- Seguimiento público con plazos y metas; sin eso, todo queda en foto y comunicado.
Washington, calendario y poder duro
Otra carta apunta al reloj estadounidense: si no existe acuerdo presupuestario bipartidista, el cierre del gobierno afectaría despliegues en el Caribe y forzaría decisiones. En ese escenario, el régimen intenta estirar la cuerda, ganar titulares y victimizarse. Pero hay un hecho innegable: el tablero no se decide en una tarima de propaganda; se decide con capacidad real, coaliciones y legalidad. Y en esos tres rubros, el régimen acumula deudas que ya no puede ocultar.
Lecciones que deja esta semana
- Los “ejercicios” no protegen al país; protegen al relato del régimen.
- La ilegitimidad no se maquilla con uniformes ni con arengas.
- El silencio regional pesa. La historia cobrará esa factura.
- El bolívar se cae a pedazos. La propaganda no lo sostiene.
- La corrupción vuela en avionetas; la impunidad aterriza en discretos hangares.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Por qué el régimen insiste en ejercicios militares si carece de ventaja táctica?
Porque necesita propaganda y cohesión interna. Además, calcula tiempos según la coyuntura de Washington. El objetivo es ganar días, no ganar batallas.
¿Qué implica involucrar civiles en maniobras o “defensas” populares?
Implica riesgo masivo, violación del derecho internacional y posible comisión de crímenes de lesa humanidad. No es defensa; es exposición criminal.
¿En qué ayuda el ruido militar a la economía?
En nada. Solo distrae. La economía necesita electricidad estable, reglas claras, crédito accesible y seguridad jurídica. Hoy no tiene ninguna de esas bases.
¿Sirven las cumbres democráticas sin condenas explícitas a la dictadura?
Sirven para la foto. Para el cambio real se requieren compromisos medibles, sanciones y apoyo directo a las víctimas.
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Cierre: pensar distinto ya es resistencia
Ante el ruido de tambores y el silencio de algunos gobiernos, queda una certeza: la libertad no se mendiga. Se organiza, se exige y se conquista. Venezuela necesita menos pirotecnia y más verdad; menos cálculo y más coraje. Y necesita, sobre todo, una comunidad internacional que elija la coherencia por encima de las conveniencias.
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Escalona
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