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Maduro cansado: el reportaje que revela sus temores
Maduro cansado: el New York Times revela a un líder agotado, aferrado al poder y temeroso de perder privilegios.

El New York Times publicó este domingo un reportaje firmado por la periodista Julie Turkewitz que, tras visitar Venezuela con permiso del régimen, insinúa que Nicolás Maduro estaría “cansado” en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos. La noticia ha despertado reacciones diversas: ¿cansado de qué? ¿De reprimir, torturar y perseguir? Porque del poder, de los privilegios y del control absoluto, no parece mostrar signos de agotamiento. Al contrario: sigue aferrado a la silla presidencial, moviendo lo que queda de su maquinaria propagandística para simular que busca entendimiento cuando en realidad lo único que persigue es perpetuarse.
La crónica recoge testimonios de diplomáticos y empresarios caraqueños que sugieren que Maduro podría estar dispuesto a negociar una salida, siempre y cuando se flexibilicen las sanciones. Una idea ingenua que plantea más preguntas que respuestas: si logra aliviar sanciones, ¿por qué entregaría el poder? La trampa es evidente: lo que se presenta como negociación es, en realidad, otro mecanismo para ganar tiempo.
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Escalona
¿Cansado o calculador?
El uso del término “cansado” es, cuando menos, polémico. Maduro no se muestra agotado de gobernar, sino cansado de enfrentar la presión internacional. Sus discursos, sus apariciones públicas y sus operaciones mediáticas evidencian a un hombre que no quiere soltar el poder. Decir que está cansado puede servir como recurso narrativo en un reportaje, pero en la práctica lo que vemos es a un dictador aferrado a cada resquicio de autoridad.
El “cansancio” de Maduro, si existe, no es físico ni político: es estratégico. Se trata de una puesta en escena para aparecer como un actor dispuesto al diálogo, con el objetivo de suavizar las sanciones y recuperar oxígeno económico. La misma estrategia que ha usado en otras ocasiones: aparentar debilidad para conseguir concesiones, solo para después fortalecer su control.
Negociaciones con sabor a chantaje
Según el reportaje, algunos diplomáticos creen que Maduro estaría dispuesto a abrir una negociación seria a cambio de levantar sanciones. Sin embargo, la lógica es contradictoria: ¿qué incentivos tendría Maduro para ceder el poder si recupera recursos y legitimidad internacional? La experiencia demuestra que cada vez que el régimen recibe oxígeno, lo utiliza para recomponerse y prolongar su permanencia.
El supuesto cansancio se convierte entonces en chantaje: flexibilicen las sanciones y yo converso. Es el mismo libreto de siempre, adaptado a un contexto de aislamiento creciente. El régimen busca sembrar la ilusión de que una salida pacífica está cerca, mientras afianza su control interno con represión y propaganda.
El fantasma del “caos como Haití”
El artículo recoge la declaración de un empresario influyente, bajo anonimato, quien advierte que si Maduro cae, Venezuela podría “convertirse en Haití”. Esta frase, más que un análisis, es un chantaje emocional que repite los mismos miedos usados en el pasado. En 2012 se aseguraba que si ganaba Capriles desaparecerían las misiones. Al final, fue Maduro quien las desmanteló, una por una, en un acto de cinismo político que supera cualquier truco de magia.
Comparar a Venezuela con Haití no solo es irresponsable, sino ofensivo. El caos no llegaría con la salida de Maduro: el caos ya está aquí. Son sus políticas, su corrupción y su represión las que han llevado al país a niveles de miseria inéditos. Pensar que mantenerlo en el poder garantiza estabilidad es confundir opresión con orden.
Capriles y Delcy sí, María Corina no
Otro detalle llamativo del reportaje es la selección de voces. Se entrevista a Capriles Radonski y a Delcy Rodríguez, pero no a María Corina Machado, la líder que encarna hoy la resistencia democrática y que se encuentra en la clandestinidad. El sesgo es evidente: se recogen opiniones de actores desgastados o funcionales al régimen, pero se silencia a quien representa la alternativa real. Este omisión no es menor: invisibilizar a María Corina es parte del guion que intenta imponer Miraflores.
Al mismo tiempo, muestra la incomodidad internacional con una figura que no se doblega. Mientras Capriles sigue defendiendo espacios de negociación y Delcy intenta normalizar la represión, María Corina simboliza la ruptura total con el régimen. Su ausencia en el reportaje no es casual: refleja la censura que el chavismo busca imponer incluso en coberturas internacionales.
Maduro como fuente del caos
El argumento de que sin Maduro se desataría el caos desconoce la realidad: el caos es él. Bajo su mandato, Venezuela se convirtió en el país con mayor migración forzada del hemisferio, con millones huyendo del hambre y la violencia. Las calles militarizadas, las cárceles llenas de presos políticos y las instituciones secuestradas no son signos de estabilidad, sino de colapso.
Maduro representa el caos en su máxima expresión. Decir “después de él, el diluvio” no es una advertencia: es una excusa para perpetuarlo. El verdadero desafío es precisamente sacarlo del poder para iniciar un proceso de reconstrucción nacional.
Las lecciones del pasado
No es la primera vez que se intenta negociar con dictaduras en nombre de la estabilidad. La historia demuestra que los regímenes autoritarios rara vez entregan poder voluntariamente. Cada concesión recibida la usan para fortalecerse. En el caso de Venezuela, flexibilizar sanciones sin garantías reales solo prolongaría la agonía de un pueblo que clama libertad.
La única salida viable pasa por una presión sostenida, tanto interna como internacional, que obligue al régimen a aceptar una transición real. El supuesto “cansancio” de Maduro no debe interpretarse como debilidad sincera, sino como parte de su estrategia de supervivencia.
Preguntas frecuentes
¿Maduro está realmente cansado?
No en el sentido humano de agotamiento. Su supuesto cansancio es un recurso político usado para ganar tiempo y buscar la flexibilización de sanciones.
¿Entregaría Maduro el poder si se levantan las sanciones?
No. Si logra aliviar sanciones, lo más probable es que las use para recomponer su control y perpetuarse en el poder.
¿Quién genera el caos en Venezuela?
El caos no vendría tras la salida de Maduro, ya existe bajo su régimen. Hambre, represión, exilio y colapso institucional son su legado.
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Cierre: persistir hasta el final
El supuesto Maduro cansado no es un líder agotado, sino un dictador calculador. Su objetivo sigue siendo el mismo: perpetuarse en el poder a cualquier costo. Los reportajes que insinúan lo contrario corren el riesgo de convertirse en espejismos útiles para su propaganda.
Para salir del caos y reencontrarnos con la civilización, el orden y el progreso, es necesario persistir en la presión y la resistencia. Maduro no cederá voluntariamente. Solo caerá cuando la sociedad venezolana y la comunidad internacional entiendan que negociar con un verdugo solo prolonga la tragedia.
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