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lunes, 29 de septiembre de 2025

Venezuela era postverdad: cuando las mentiras se vuelven Estado

RadioAmericaVe.com  / Editorial.

 

Venezuela en la era postverdad: cómo la manipulación y la mentira oficial se convirtieron en pilares del poder político.

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Estado y mentiras en Venezuela

La era postverdad en Venezuela no es un concepto académico, sino una realidad cotidiana que moldea la vida de millones. En un país donde los hechos son manipulados, los datos se borran y las estadísticas desaparecen, el poder se sostiene no por la fuerza de la verdad, sino por la repetición sistemática de la mentira.

Cada día, los venezolanos conviven con una maquinaria de propaganda que convierte la crisis en “victoria”, la pobreza en “resistencia” y la represión en “soberanía”. Pero detrás de ese relato oficial se esconde una pregunta que ya no puede silenciarse: ¿cómo sobrevive una sociedad cuando la mentira se convierte en política de Estado?

“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Escalona

El concepto de postverdad y su aterrizaje en Venezuela

La palabra postverdad se popularizó a nivel mundial tras el Brexit y la elección de Donald Trump en 2016. Se refiere a una era en la que los hechos objetivos tienen menos peso que las emociones y las creencias personales. Sin embargo, en Venezuela la postverdad no llegó por moda: se institucionalizó.

Desde la eliminación de cifras oficiales de pobreza y salud, hasta la manipulación de resultados electorales y narrativas de confrontación internacional, el régimen ha convertido la mentira en su oxígeno vital. No es que se escondan los hechos: se sustituyen por relatos diseñados para mantener a la población dividida, confundida y desmovilizada.

Mentiras que se volvieron Estado

A lo largo de los años, la propaganda ha tejido un entramado de falsedades que, repetidas sin descanso, terminan por adquirir forma de verdad oficial. Algunas de las más visibles incluyen:

  • La ilusión de abundancia: mientras los anaqueles estaban vacíos, la televisión estatal mostraba mercados rebosantes de alimentos.
  • La “guerra económica”: la escasez de medicinas y alimentos fue atribuida a conspiraciones externas, nunca a políticas fallidas.
  • El espejismo electoral: elecciones sin condiciones mínimas de transparencia fueron presentadas como “victorias democráticas”.
  • El relato heroico: cualquier protesta social fue catalogada como un intento de “golpe de Estado orquestado por el imperialismo”.

Este proceso no solo erosiona la confianza en las instituciones, sino que debilita la capacidad de los ciudadanos para diferenciar entre verdad y mentira, generando un terreno fértil para la resignación colectiva.

La manipulación como estrategia de control social

En la Venezuela de la postverdad, la mentira no es casual ni improvisada. Se trata de un mecanismo calculado de control social. El bombardeo de propaganda en medios oficiales, acompañado por la censura y persecución a periodistas independientes, crea un ecosistema donde la única voz permitida es la del poder.

Este fenómeno se agrava con la hegemonía comunicacional: emisoras cerradas, periódicos comprados por intereses gubernamentales y una narrativa digital plagada de bots que repiten el guion oficial. En este escenario, el ciudadano común enfrenta una disyuntiva constante: ¿a quién creer?

El costo humano de la mentira

No se trata solo de manipulación discursiva. La postverdad tiene consecuencias tangibles y devastadoras en la vida diaria. Cuando se ocultan cifras de mortalidad infantil, las familias no reciben la atención adecuada. Cuando se manipulan datos económicos, se falsea la inflación real que golpea los bolsillos. Cuando se maquillan las estadísticas de emigración, se invisibiliza a la diáspora.

La mentira oficial no es inocua: condena al silencio a las víctimas, protege a los responsables de violaciones de derechos humanos y normaliza un país en ruinas como si fuese un experimento revolucionario exitoso.

Postverdad y resistencia ciudadana

Sin embargo, la resistencia también encuentra caminos en medio de la manipulación. Las redes sociales, pese a la censura, se han convertido en espacios para visibilizar la realidad. Periodistas, ONG y ciudadanos documentan, graban y difunden información que contradice al discurso oficial.

La diáspora venezolana, con acceso a mayores libertades de expresión, amplifica esas voces y conecta al mundo con la verdad que se intenta ocultar dentro del país. Esa red transnacional funciona como un contrapeso imprescindible frente a la hegemonía de la mentira.

La verdad como acto de resistencia

En un contexto donde la mentira se normaliza, decir la verdad se convierte en un acto de rebeldía. Publicar cifras independientes, denunciar violaciones o contar historias reales no es solo periodismo: es resistencia política.

Como diría Víctor Escalona: “La primera conquista de la libertad no está en el territorio, sino en la mente que se niega a aceptar la mentira como destino.”

Lecciones de la era postverdad para Venezuela

El caso venezolano nos ofrece varias lecciones universales:

  1. La verdad importa: aunque parezca débil frente a la propaganda, siempre encuentra formas de sobrevivir.
  2. El olvido es cómplice: cuando las mentiras no se confrontan, terminan instalándose como verdades históricas.
  3. El ciudadano es clave: la postverdad solo se debilita con ciudadanos críticos, informados y dispuestos a cuestionar.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Qué significa “era postverdad” en Venezuela?

Se refiere a un período en el que las mentiras oficiales del régimen tienen más peso que los hechos comprobables, convirtiéndose en herramientas de poder político y control social.

¿Cómo afecta la postverdad a los ciudadanos comunes?

Afecta su capacidad de tomar decisiones informadas, distorsiona su percepción de la realidad y justifica políticas que deterioran sus condiciones de vida.

¿Qué se puede hacer frente a la postverdad?

La resistencia pasa por visibilizar hechos reales, apoyar al periodismo independiente, educar en pensamiento crítico y no normalizar la mentira como forma de gobierno.

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Cierre

La Venezuela de la era postverdad nos muestra lo peligroso que resulta un Estado construido sobre cimientos de mentiras. Mientras el poder celebra sus falsos triunfos, millones de ciudadanos cargan con la verdad del hambre, la migración y la desesperanza.

Pero la historia demuestra que ninguna mentira es eterna. El deber de esta generación es resistir, documentar y transmitir la verdad, para que el futuro no se construya sobre un engaño sino sobre la memoria justa de lo que realmente ocurrió.

“¿Qué opinas? Escríbenos a [email protected]. Tu voz también cuenta.”

RadioAmericaVe.com / Editorial.

Victor Julio Escalona.

Editor.

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