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Soberanía de Venezuela Padrino López: el discurso del ministro choca con la realidad del 28J y el saqueo del país.

La Soberanía de Venezuela Padrino López: una farsa revelada
Soberanía de Venezuela Padrino López. En un país donde la soberanía fue ultrajada el 28 de julio de 2024, escuchar al ministro de Defensa hablar de la “sagrada soberanía” resulta insultante. ¿Se creerá sus propias palabras? El general que se hincó ante Fidel Castro y hoy obedece al nuevo embajador cubano intenta disfrazar de patriotismo lo que no es más que negocio, estatus y complicidad con el cartel. Como dice el refrán, dime de qué te ufanas y te diré de qué careces.
El mito de la soberanía en boca de Padrino López
Las palabras de Padrino López sobre la “sagrada soberanía de Venezuela” son un insulto a la memoria reciente. Porque si algo quedó demostrado el 28 de julio de 2024 fue que esa soberanía fue pisoteada por Maduro y sus cómplices, entre ellos el propio ministro de Defensa. Los militares que juraron proteger la Constitución se convirtieron en guardianes de un fraude monumental.
La soberanía no se defiende con discursos en televisión. Se defiende con hechos: respetando el voto, preservando la integridad territorial, combatiendo la corrupción. Y en todos esos frentes, Padrino López ha fallado. Su voz retumba hueca porque no se corresponde con la realidad de un país saqueado.
De rodillas ante Cuba
¿De qué soberanía habla Padrino si se ha hincado ante Fidel Castro y sus herederos? El control de los servicios de inteligencia por parte de asesores cubanos es un secreto a voces. La presencia de militares de la isla en áreas estratégicas del país no es rumor, es evidencia. La sumisión de la cúpula militar venezolana ante La Habana convierte cualquier discurso patriótico en una burla.
Hoy, con la llegada de un nuevo embajador cubano, el guion se repite: la élite castrense se acomoda a las órdenes de un extranjero. ¿Puede alguien que entrega el país hablar de soberanía? Aquí aplica la frase de Víctor Escalona: “A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” Y la pregunta es: ¿qué piensa un militar que se arrodilla ante intereses externos?
El patriotismo como coartada
Para los personajes que hoy controlan el poder, el patriotismo no es convicción, es coartada. Se reduce a un uniforme, a una foto en la galería, a un acto protocolar donde se codean con otros forajidos. Mientras tanto, el verdadero país se desangra. La retórica de soberanía es apenas maquillaje para cubrir los negocios y el saqueo.
En la práctica, lo que mueve las decisiones de Padrino y compañía no es el amor a la patria, sino los dividendos del cartel. Cada acción responde a intereses de estatus, de poder o de dinero. Los recursos de la nación se convierten en armas, viajes, lujos, bodas ostentosas o caprichos personales. La soberanía es apenas un telón de fondo.
El saqueo disfrazado de necesidad
Resulta revelador que hasta para justificar sus excesos deban inventar necesidades del momento. Armas que no se usan para defender al pueblo sino para reprimirlo. Viajes que no son diplomacia sino turismo de lujo. Bodas que exhiben opulencia en un país de miseria. Chucherías importadas que son símbolos de la desconexión con la realidad.
Incluso apelan a figuras religiosas, como José Gregorio Hernández, para dar legitimidad a farsas de alistamiento militar. Presionan y chantajean a jóvenes para engrosar filas que no protegen la soberanía, sino los intereses de un grupo en el poder. La fe popular es instrumentalizada para construir una falsa narrativa de apoyo.
Las fronteras como distracción
En la frontera con Guyana, el discurso patriótico se convierte en espectáculo. Con anuncios de despliegues y maniobras, intentan mostrar músculo militar. Pero detrás de esa pirotecnia lo que se busca es ganar tiempo, distraer a la población y, sobre todo, garantizar el negocio. Porque en cada frontera, lo que circula con libertad no es la soberanía, sino las rutas del contrabando.
El riesgo es que en su afán de buscar lana, terminen trasquilados. La historia enseña que los excesos en política exterior pueden encender fuegos que nadie controla. Y Venezuela no está en condiciones de enfrentar una confrontación real. La soberanía, una vez más, se convierte en pretexto para cubrir intereses particulares.
El costo de la mentira
La contradicción es demasiado evidente. Un ministro que se arrodilló ante Fidel Castro y que hoy respalda un fraude electoral habla de soberanía. Un funcionario que permite el saqueo de los recursos y el avance del narcotráfico invoca la patria. El costo de esa mentira es alto: el descrédito internacional, la desconfianza ciudadana, la ruina de las instituciones.
La soberanía de Venezuela no es un discurso vacío. Es el derecho del pueblo a decidir su destino, a preservar su territorio, a vivir con dignidad. Y eso fue ultrajado el 28 de julio de 2024. Ninguna cadena nacional puede revertirlo.
Lo que queda para la ciudadanía
Ante esta realidad, el ciudadano común debe aprender a no dejarse engañar por discursos huecos. El reto es mantener la memoria, recordar lo ocurrido y no aceptar narrativas impuestas. Porque si algo demostró el fraude del 28J es que el poder está dispuesto a sacrificar la soberanía en nombre de la soberanía misma.
La resistencia no siempre implica marchar en la calle. A veces comienza en lo íntimo, en lo que se decide pensar cada mañana. Como repite Víctor Escalona: “El verdadero cambio comienza en la mente del ciudadano que se niega a ser manipulado.” La soberanía empieza en cada conciencia que dice basta.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Por qué es contradictorio el discurso de Padrino López?
Porque mientras habla de soberanía, ha respaldado la entrega del país a intereses extranjeros y la violación del voto popular.
¿Qué significa que la soberanía fue ultrajada el 28J?
Significa que se desconoció la voluntad popular expresada en las urnas, socavando el principio fundamental de la soberanía nacional.
Qué papel juega Cuba en la pérdida de soberanía venezolana?
Su influencia en inteligencia, ejército y decisiones estratégicas convierte a Venezuela en un país subordinado a intereses externos.
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Cierre
La soberanía de Venezuela no se defiende con discursos vacíos ni con galas militares. Se defiende con respeto al voto, con justicia y con independencia real. Padrino López puede repetir mil veces la palabra “sagrada”, pero la realidad es otra: la soberanía fue traicionada. Y en ese engaño, el pueblo ha decidido abrir los ojos.
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