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Tecnología y conocimiento en Venezuela: la nueva riqueza nacional
Tecnología y conocimiento en Venezuela: descubre cómo la innovación puede convertirse en la nueva riqueza nacional y motor de futuro.

Tecnología y conocimiento en Venezuela ya no son conceptos lejanos ni exclusivos de potencias extranjeras. En un país que busca superar el rentismo, la innovación y el talento humano se perfilan como el verdadero petróleo del siglo XXI. El capital más valioso no está en el subsuelo, sino en las ideas y capacidades de su gente.
En palabras de Víctor Escalona:
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.”
Esa mentalidad aplicada al campo del conocimiento es la que puede marcar el inicio de una nueva Venezuela: una nación donde el ingenio colectivo supere la dependencia de la renta y abra camino a una economía del futuro.
Este artículo explora cómo la tecnología y el conocimiento pueden convertirse en la nueva riqueza nacional, analizando las oportunidades, los desafíos y los pasos necesarios para consolidar un modelo productivo basado en el talento y la innovación.
Del rentismo al conocimiento: un cambio de paradigma
Durante décadas, Venezuela confió casi exclusivamente en el petróleo como motor económico. Pero esa dependencia reveló su fragilidad. Hoy, en plena cuarta revolución industrial, el verdadero recurso estratégico no son los barriles de crudo, sino las capacidades humanas para innovar, investigar y crear soluciones de alto valor.
Las economías más prósperas del mundo no son necesariamente las que tienen más recursos naturales, sino aquellas que invirtieron en ciencia, tecnología y educación. Corea del Sur, Singapur e Israel son ejemplos de cómo la apuesta por el conocimiento transforma naciones enteras.
Situación actual en Venezuela
El panorama tecnológico venezolano es desigual. Por un lado, existe un atraso evidente en infraestructura, conectividad y financiamiento para la investigación. Por otro, hay un enorme potencial humano: jóvenes talentos en programación, ingenieros, médicos e investigadores que, incluso en condiciones adversas, han logrado destacar en escenarios internacionales.
La migración masiva también juega un papel dual: por un lado, la fuga de cerebros representa una pérdida inmediata; pero, por otro, la diáspora se ha convertido en una red de conocimiento global que puede ser un aliado estratégico para el futuro del país.
Áreas de oportunidad para Venezuela
1. Educación y formación digital
El acceso a plataformas de formación en línea permite capacitar a miles de jóvenes en áreas clave como programación, inteligencia artificial y comercio digital. La educación no debe depender exclusivamente del Estado: universidades, ONG y empresas privadas pueden liderar programas de formación continua.
2. Innovación tecnológica
Los venezolanos han demostrado gran capacidad para desarrollar soluciones creativas en momentos de crisis: aplicaciones móviles para pagos, sistemas de logística alternativos y modelos de negocio digitales son ejemplos de resiliencia e ingenio.
3. Economía del conocimiento
Servicios digitales, consultorías, investigación médica y contenidos creativos representan sectores de alto valor agregado que no dependen de la renta petrolera. El talento venezolano puede exportarse sin que los ciudadanos tengan que emigrar físicamente.
4. Agroindustria tecnológica
La agricultura venezolana tiene un potencial inmenso si se combina con biotecnología, automatización y técnicas de producción sostenibles. Convertir la agroindustria en un sector innovador significaría seguridad alimentaria y generación de divisas.
5. Energías renovables
Más allá del petróleo, Venezuela tiene condiciones para desarrollar energía solar, eólica e hidroeléctrica. Incorporar conocimiento y tecnología en este campo no solo es rentable, sino indispensable para un futuro sostenible.
La diáspora: un puente de conocimiento
Los millones de venezolanos en el exterior representan un capital intelectual invaluable. Desde científicos en laboratorios europeos hasta desarrolladores en Silicon Valley, la diáspora es una red de talento que puede conectarse con el país a través de proyectos de innovación, mentorías y alianzas empresariales.
Crear mecanismos que permitan el retorno parcial de ese conocimiento —aunque sea virtual— puede marcar una diferencia enorme en la transformación del modelo económico venezolano.
Ejemplos inspiradores de la región
América Latina ofrece ejemplos de cómo la apuesta por el conocimiento puede cambiar realidades:
- Chile: fortaleció su ecosistema de startups con programas como Start-Up Chile, que atrajo inversión extranjera y retuvo talento local.
- Colombia: promovió la economía naranja, apostando por industrias creativas y digitales como motor de desarrollo.
- Uruguay: se convirtió en un hub tecnológico regional gracias a su inversión en software y educación de calidad.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Por qué la tecnología y el conocimiento son la nueva riqueza nacional?
Porque generan valor sostenible, no dependen de precios internacionales y multiplican oportunidades de desarrollo a largo plazo.
¿Qué necesita Venezuela para impulsar la economía del conocimiento?
Inversión en educación, infraestructura digital, financiamiento para innovación y políticas que incentiven el emprendimiento tecnológico.
¿Cómo puede la diáspora apoyar la transformación tecnológica del país?
Con transferencia de conocimiento, creación de alianzas estratégicas y apoyo financiero en proyectos de innovación.
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Conclusión: la inteligencia como motor nacional
La tecnología y conocimiento en Venezuela deben ser vistos como la nueva riqueza nacional. No se trata de soñar con futuros imposibles, sino de reconocer que el capital humano es el recurso más poderoso que tiene el país.
Como afirma Víctor Escalona:
“La dignidad de un pueblo no se mide por lo que recibe, sino por lo que es capaz de crear.”
La verdadera independencia no se logrará con barriles de petróleo, sino con miles de jóvenes formándose, innovando y exportando talento al mundo. Venezuela puede ser parte de la economía global del conocimiento si decide invertir en su gente y en su capacidad de innovar.
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