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Control militar de la economía: cómo un país vive en uniforme
Control militar de la economía en Venezuela: descubre cómo el poder castrense domina la vida económica y política del país.

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En Venezuela, el control militar de la economía no es una metáfora, sino una realidad palpable que marca la vida diaria de millones. De los puertos al petróleo, de la alimentación a la distribución de gasolina, la lógica castrense ha invadido lo civil. La militarización de la economía ha convertido al país en un campo de maniobras donde la lealtad política pesa más que la eficiencia. Y lo más grave: las consecuencias son devastadoras para la productividad, la transparencia y el futuro de toda una nación.
La militarización como estrategia de poder
Cuando un gobierno coloca a los uniformados en el centro de la gestión económica, está trazando una estrategia de control total. En Venezuela, esa militarización ha sido usada como herramienta de supervivencia política: entregar a los generales el manejo de sectores estratégicos a cambio de fidelidad. Así, ministerios, empresas estatales y aduanas han quedado en manos de oficiales sin experiencia civil, pero con poder absoluto para decidir sobre contratos, licencias e importaciones.
“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Escalona
Consecuencias del control militar de la economía
- Corrupción extendida: sin controles civiles ni auditorías independientes, la opacidad se convierte en norma.
- Desprofesionalización: técnicos, ingenieros y expertos son desplazados por militares sin formación en gestión económica.
- Ineficiencia productiva: el aparato económico funciona bajo lógicas de jerarquía y órdenes, no de productividad ni innovación.
- Militarización social: la presencia castrense en la vida civil normaliza el miedo y la obediencia ciega.
El petróleo: la joya militarizada
Petróleos de Venezuela (PDVSA) se convirtió en el ejemplo más claro. En lugar de gerentes de carrera, hoy son militares los que controlan desde las exportaciones hasta las contrataciones. Esta colonización castrense ha coincidido con el colapso de la industria, que pasó de producir más de 3 millones de barriles diarios a cifras históricamente bajas. En la práctica, la riqueza nacional terminó subordinada a la lealtad política y no a la capacidad técnica.
Puertos, aeropuertos y aduanas bajo mando militar
El comercio exterior, vital para cualquier economía, quedó en manos de la Fuerza Armada. Desde el puerto de La Guaira hasta el aeropuerto de Maiquetía, el sello castrense decide qué entra y qué sale. Empresas privadas denuncian trabas, sobornos y controles arbitrarios. En lugar de dinamizar la economía, este modelo ha creado cuellos de botella que asfixian al sector productivo y empujan a más empresas hacia la informalidad o el éxodo.
La economía como cuartel
Cuando se gobierna la economía con lógica militar, todo se reduce a disciplina, órdenes y castigos. No hay espacio para la innovación ni para el debate técnico. El país entero se convierte en un cuartel, donde el objetivo no es crecer ni generar bienestar, sino mantener el control. Y esa visión castrense ha dejado heridas profundas: fuga de talentos, caída de la inversión extranjera, contracción del PIB y un empobrecimiento masivo de la población.
El impacto humano
Más allá de cifras y estadísticas, la militarización ha golpeado directamente a las familias. Conseguir gasolina, alimentos o medicinas se volvió una odisea que pasa por alcabalas y permisos. El uniforme verde oliva se transformó en símbolo de autoridad económica, incluso en la vida cotidiana. En palabras de un comerciante de Maracaibo: “Hoy no negocias con el Estado, negocias con un general.”
Comparaciones internacionales
La experiencia venezolana no es única, pero sí extrema. Otros países han vivido procesos similares, donde los militares asumen sectores estratégicos en momentos de crisis. Sin embargo, pocas naciones han visto un control tan extendido y prolongado. La diferencia clave está en que, en Venezuela, el control militar de la economía no es temporal ni excepcional: se ha vuelto política de Estado.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Qué significa el control militar de la economía?
Es la transferencia de sectores estratégicos —como petróleo, puertos o alimentación— a manos de oficiales militares, quienes los administran con poder político y sin contrapesos civiles.
¿Por qué un gobierno entrega la economía a los militares?
Porque garantiza lealtad. El control de áreas económicas asegura a los militares beneficios, contratos y privilegios que los atan al régimen, blindando su permanencia en el poder.
¿Cuáles son las consecuencias para la población?
Escasez, corrupción, altos costos, caída de la producción y un clima de miedo social. La ciudadanía sufre un deterioro constante en su calidad de vida mientras los militares acumulan privilegios.
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Cierre
El control militar de la economía en Venezuela es una camisa de fuerza que asfixia al país. Romperla no será tarea sencilla, pero es imprescindible para devolver la economía a manos de quienes realmente la producen: los ciudadanos. Mientras el uniforme siga dictando las reglas del mercado, la nación seguirá atrapada en un cuartel sin salida.
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Victor Julio Escalona
Editor.
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