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viernes, 14 de noviembre de 2025

Miedo en la cúpula chavista: señales claras del final

RadioAmericaVe.com  / Opinión.

 

Miedo en la cúpula chavista. el cerco se cierra y muchos buscan salvarse. Análisis profundo de las señales internas del régimen.


El cerco se sigue cerrando alrededor de Nicolás Maduro y de la cúpula que lo sostiene. No es una frase hecha ni un recurso dramático: es una evidencia política, diplomática y operativa que se acumula día tras día. La estructura que parecía monolítica hace apenas unos años hoy exhibe un nerviosismo creciente, y aunque intenten maquillar la realidad con propaganda y amenazas, los gestos de miedo son cada vez más claros y difíciles de ocultar.

En ese entramado de intereses y delitos, hay figuras que —como muchos venezolanos comentan desde hace tiempo— son “insalvables”. No tienen escapatoria posible. Están demasiado comprometidos con crímenes, violaciones de derechos humanos y operaciones delictivas como para aspirar a una transición negociada. Esos solo pueden hacer una cosa: huir hacia adelante.

Pero el resto, que es amplio, no piensa inmolarse. Son los que están activando discretamente sus planes B, C y D; los que están llamando a sus contactos internacionales; los que buscan acuerdos bajo cuerda; los que intentan mimetizarse para que, llegado el momento de justicia, puedan “caer parados como el gato”.

Ese comportamiento no es aislado. Como dice Víctor Escalona: “A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” Y muchos dentro del régimen ya despertaron pensando en su supervivencia.

El miedo es real. El miedo es profundo. Y el miedo es revelador.


1. El miedo en la cúpula: ¿qué cambió?

Lo que cambió es la correlación de fuerzas. La política internacional ya no les es favorable. La Casa Blanca ha sido clara en su postura: el Cártel de los Soles será desmantelado. Y en ese anuncio, muchos altos funcionarios venezolanos se reconocen a sí mismos como objetivos directos.

La estrategia de Trump —dura, directa y sostenida— ha modificado los cálculos internos de los que durante años se sintieron intocables. Ahora, el futuro ya no parece un horizonte cómodo, sino un paredón inevitable.

Los informes de inteligencia estadounidenses y europeos han profundizado sus investigaciones sobre narcotráfico, lavado, corrupción y violaciones graves de derechos humanos. Los operadores financieros del régimen lo saben. Sus familias también.

Por eso activan movimientos discretos: transferencias, venta de propiedades, mudanzas súbitas, creación de empresas pantalla en terceros países. Todo bajo un velo de aparente tranquilidad que ya nadie cree.


2. Los “insalvables”: el ala que solo puede huir hacia adelante

Dentro de la estructura de poder del madurismo hay un grupo reducido —pero decisivo— que no tiene escapatoria. Son los más comprometidos con crímenes atroces. Los que han dado órdenes de represión. Los que han dirigido operaciones delictivas transnacionales. Los que han beneficiado y protegido a grupos armados irregulares.

Para ellos, la caída del régimen no significa pérdida de privilegios: significa cárcel, extradición o algo peor. Por eso son los que más presionan para mantener el control interno mediante miedo, violencia y propaganda.

Son los que gritan más fuerte, los que amenazan más, los que se muestran “valientes”. Pero detrás de esa fachada, el miedo es mayor, casi desesperado.

Y ese pánico los vuelve peligrosos.


3. Los que buscan salvarse: el sector que ya no quiere inmolarse

En contraste con los insalvables, hay otro sector amplio: los que no pretenden hundirse con Maduro. Ellos no gritan, no amenazan, no posan para la propaganda. Ellos observan, calculan y se preparan.

Son funcionarios medios, operadores financieros, militares no comprometidos directamente con violaciones de derechos humanos, empresarios vinculados al régimen, familiares de altos cargos. Son los que están enviando señales, tendiendo puentes o negociando discretamente.

Estos saben que la justicia es inevitable. Que el reloj corre. Que la impunidad ya no está garantizada. Y por eso intentan construir una salida personal, aunque eso implique el derrumbe de Maduro.

No luchan por un país. Luchan por no caer con él.


4. La ilusión del caos: el último recurso del régimen

Desde hace meses, el discurso oficialista repite una amenaza: que sin Maduro habrá desorden, guerra civil o colapso total. Es una mentira funcional, diseñada para atemorizar a los venezolanos y justificar la permanencia en el poder.

Pero la realidad es exactamente la contraria: Maduro es la crisis. Su permanencia garantiza más represión, más pobreza, más colapso.

El día después de Maduro no será un día de guerra. Será un día de reconstrucción institucional, como ha ocurrido en tantos países donde una dictadura llega a su fin.

Y eso, precisamente, es lo que algunos dentro del régimen temen: que llegue la hora de la justicia. No la venganza. La justicia.


5. La justicia inevitable: lo que realmente aterroriza a la cúpula

La diferencia entre venganza y justicia es esencial. La transición que se avecina no será una “cacería de brujas”, como dicen los voceros maduristas. Será un proceso institucional donde se documentarán responsabilidades, se juzgarán delitos, se identificarán víctimas y se aplicará la ley.

La justicia no es odio. Es orden. Es reparación. Es equilibrio.

Y por eso aterra.

Porque quienes han cometido crímenes de Estado saben que, cuando el ciclo político cambie, ya no podrán esconderse detrás de la propaganda ni del poder militar. Saben que habrá cooperación internacional, tribunales especiales, acompañamiento de organismos multilaterales.

Saben que sus nombres están registrados. Que sus acciones están documentadas. Que sus fortunas no pasarán desapercibidas.

Ese es el verdadero pánico que hoy recorre Miraflores.


Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Habrá persecución o venganza contra quienes integran el régimen?

No. La transición venezolana no se construirá con venganza, sino con justicia. Y eso implica instituciones, debido proceso y respeto a estándares internacionales.

¿Por qué algunos dirigentes chavistas ya están enviando mensajes de negociación?

Porque saben que el colapso político del régimen se acerca y buscan preservar su libertad personal, su patrimonio o la seguridad de sus familias.

¿Puede Venezuela enfrentar un caos después de Maduro?

No. La idea del caos es una narrativa del régimen para generar miedo. Venezuela ya vive un caos provocado por Maduro. La transición traerá orden y reconstrucción.


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Enlaces verificados (todos existen y funcionan):


Conclusión

La cúpula chavista está viviendo su etapa más oscura. La presión internacional aumenta. El margen de maniobra se reduce. Las lealtades internas se desmoronan. Y el miedo —un miedo profundo, carnal, inevitable— atraviesa cada decisión.

No habrá guerra civil. No habrá caos. No habrá venganza. Habrá justicia.

Y esa sola palabra es suficiente para explicar el pánico que hoy domina en Miraflores.

“A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” — Víctor Escalona.

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