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jueves, 11 de septiembre de 2025

Cartel de los Soles en Venezuela: confesión y verdad incómoda

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Cartel de los Soles en Venezuela: la confesión de parte desnuda la complicidad entre narcos, minoristas y corrupción.

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Fecha: Jueves 11 de septiembre de 2025 | Sección: La Voz del Lector

El Cartel de los Soles en Venezuela no necesita más pruebas: basta la confesión de parte para entender la magnitud de la corrupción. Desde los grandes capos hasta el vendedor de gramos en la esquina, todos forman parte de la misma cadena criminal que destruye familias y siembra muerte.


A confesión de parte, relevo de pruebas

A confesión de parte, relevo de pruebas”. La frase, repetida por nuestros lectores, resume la indignación frente al descaro con que algunos medios pretenden normalizar lo inaceptable. El Nacional tituló: “San Juan de Unare de luto, que descansen en paz esos padres de familia que entran a ese mundo por necesidad, para que su familia viva un poco mejor”.

El contraste es brutal. Mientras los titulares se llenan de justificaciones, la realidad muestra que cada persona que entra al negocio de la droga —ya sea como capo o como minorista— se convierte en cómplice de un crimen mayor. El sufrimiento humano no es accidental: es la consecuencia directa de un sistema de narcotráfico que corrompe, destruye y asesina.

Un lector lo dijo sin rodeos: “El que no respeta la vida humana pierde los derechos humanos”. La frase golpea con la fuerza de lo evidente: quien trafica, corrompe o mata en nombre del narcotráfico no puede esperar indulgencia. No importa si maneja toneladas o si vende gramos en una esquina: forma parte de la misma maquinaria de muerte.

En palabras de Víctor Escalona: “A veces, el verdadero cambio no empieza en la calle, sino en lo que decides pensar cada mañana.” Y ese cambio, aplicado al narcotráfico, implica dejar de aceptar excusas y nombrar las cosas por lo que son: crimen organizado y traición a la vida.

La cadena de complicidades: del Cartel de los Soles al narcomenudeo

El narcotráfico no funciona por compartimientos estancos. No hay un cartel sin un minorista, ni un narcomenudeo sin un proveedor. La cadena es continua, y cada eslabón sostiene al otro. Desde los generales señalados como parte del Cartel de los Soles en Venezuela hasta el joven que vende dosis en la esquina, todos están unidos por el mismo circuito de sangre y corrupción.

Los lectores lo describen con crudeza: “No importa cuánta droga trafiques, eres responsable y cómplice de toda la cadena”. Y esa verdad desmonta el relato compasivo que pretende justificar al “padre de familia” que se mete en el negocio “para que sus hijos vivan mejor”. La droga nunca mejora la vida de nadie. Solo destruye, aunque su inicio se disfrace de necesidad.

Las familias que consumen, los barrios que se envenenan, los jóvenes que son reclutados como distribuidores y las comunidades que viven bajo el dominio del narco pagan el precio. No hay beneficio posible que justifique esa cadena de muerte.

El discurso de la justificación: un arma peligrosa

La normalización del narcotráfico a través del discurso es una de las armas más peligrosas del sistema. Presentar a los narcos como “padres desesperados” o como “víctimas de la pobreza” invisibiliza a las verdaderas víctimas: los miles de hogares destruidos, los niños atrapados en la adicción, los jóvenes asesinados por bandas rivales.

El narco no es víctima: es victimario. Y quienes difunden discursos complacientes se convierten en cómplices ideológicos de un sistema que necesita legitimarse en la mente de la sociedad. No se trata solo de droga, sino de control social. Allí radica la perversidad del Cartel de los Soles en Venezuela: no solo distribuye cocaína, distribuye miedo y dependencia.

La legítima defensa de la sociedad

Los lectores son claros: frente al narcotráfico, toda acción eficaz y proporcional se considera legítima defensa. “A los asesinos y sus cómplices narcos hay que darlos de baja con la mayor eficacia y el menor riesgo posible”, señala un testimonio recibido en nuestra redacción.

Este clamor no es un llamado a la violencia indiscriminada, sino al derecho de la sociedad a protegerse frente a un enemigo que no respeta reglas, leyes ni derechos. Cuando el crimen organizado se apodera de las instituciones, cuando los carteles corrompen la justicia y penetran el Estado, la ciudadanía queda indefensa. En ese escenario, la resistencia activa y las acciones directas de protección se convierten en un imperativo moral.

El dolor de San Juan de Unare

El caso de San Juan de Unare es paradigmático. Allí, varias muertes vinculadas al narcotráfico dejaron al pueblo sumido en luto. Algunos titulares insistieron en retratar a los caídos como “padres de familia que buscaban el sustento”. Pero detrás de esa narrativa está la realidad incómoda: eligieron entrar a una cadena criminal que, tarde o temprano, cobra la vida de quienes la integran.

La indignación de los lectores se expresa con claridad: “Quien mata o ayuda al que lo hizo no puede esperar morir a sombrerazos”. La frase, cargada de dureza, refleja la convicción de que la justicia frente al narcotráfico no puede ser tibia. La cadena criminal solo se rompe con determinación.

Narcotráfico y corrupción: un matrimonio destructivo

El Cartel de los Soles en Venezuela simboliza la unión macabra entre narcotráfico y poder político. Generales de alto rango, gobernadores, empresarios y jueces conforman una red que blanquea dinero, garantiza impunidad y asegura rutas de distribución internacional.

Este matrimonio destructivo no solo enriquece a unos pocos: condena a todo un país a vivir bajo el estigma del crimen organizado. Mientras los capos se pasean por lujosas mansiones, los barrios siguen sumidos en la pobreza y la violencia. La droga se convierte en la mercancía más rentable porque está protegida por quienes deberían combatirla.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Qué es el Cartel de los Soles en Venezuela?

Es una red criminal integrada por altos funcionarios militares y políticos vinculados al narcotráfico. Su nombre proviene de las insignias de sol que usan los generales en sus uniformes.

¿Cómo afecta el narcomenudeo a la sociedad?

Aunque parezca un delito menor, el narcomenudeo alimenta toda la cadena del narcotráfico. Cada dosis vendida fortalece a los carteles y expone a comunidades enteras a la violencia.

¿Qué significa considerar la acción contra narcos como legítima defensa?

Implica que la sociedad, frente a un enemigo que no respeta leyes, tiene derecho a defenderse con medidas eficaces y proporcionales. No es venganza, es supervivencia frente al crimen organizado.

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Cierre: la vida contra la muerte

El Cartel de los Soles en Venezuela y sus ramificaciones en el narcomenudeo representan la mayor amenaza contra la vida, la justicia y la dignidad humana. No hay excusas, no hay “padres de familia inocentes” en esta cadena de muerte. Solo hay víctimas directas e indirectas de un sistema criminal que debe ser enfrentado con firmeza.

La conclusión de nuestros lectores es contundente: toda acción contra el narcotráfico es legítima defensa. Defender la vida frente a quienes la destruyen no es violencia: es justicia. Y en esa batalla, el silencio y la indiferencia son aliados del crimen. La voz ciudadana debe seguir sonando con fuerza, porque solo así podremos escribir una historia distinta.

¿Qué opinas? Escríbenos a [email protected]. Tu voz también cuenta.


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